Las ballenas grises migran más de 16 mil kilómetros a través de la costa occidental de Norteamérica, distancia que supera los viajes de cualquier otro mamífero. En el verano se dirigen hacia el norte, en muchas ocasiones llegando a las Islas Aleutianas, y en invierno viajan al sur, dando a luz en las costas de México.
Una nueva investigación sugiere que las tormentas solares pueden interferir temporalmente con su habilidad de navegar estos largos trayectos, incluso confundiéndose lo suficiente como para quedar varadas. Esto apunta a la posibilidad de que las ballenas grises usan los campos magnéticos de la Tierra para ubicarse. Actualmente sólo se sabe que encuentran su camino a través de su visión.
Las tormentas solares, eventos donde el sol desprende grandes cantidades de partículas altas en energía, bombardean la Tierra con cantidades inusualmente altas de radiación electromagnética, las cuales pueden interferir con aparatos tecnológicos tales como satélites y centrales de energía.
La mayoría de los animales, incluyendo humanos, no son afectados por dichos eventos, principalmente porque los campos electromagnéticos de la Tierra protegen al planeta de éstas cantidades de radiación.
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Sin embargo, el hallazgo, publicado en la revista Current Biology, entrega antecedentes importantes sobre por qué las ballenas encallan. Actualmente las ballenas grises están quedando varadas en una tasa inusualmente alta, probablemente a causa del hambre que pasan por las pocas cantidades de comida en el mar. Más de 180 han terminado atoradas en las costas desde enero de 2019.
Para entender mejor los factores que podrían estar enlazados a éste fenómeno, Jesse Granger, ecólogo de la Universidad de Duke y sus colegas examinaron registros que cuentan cuántas ballenas han encallado vivas en las costas de norteamérica desde 1985. Estos varamientos fueron elegidos para descartar otros factores, los animales no parecían estar enfermos o heridos al terminar en las playas. Entonces ¿por qué encallan?
Los investigadores descubrieron que en los días con altos niveles de ruido de alta frecuencia radial, causado por tormentas solares, el varamiento de ballenas era cuatro veces más probable.
Investigaciones han demostrado que en el caso de otros animales, como los zorzales europeos, que el ruido de las frecuencias radiales de banda ancha interfieren con sus sentidos geomagnéticos. Esta habilidad permite a las criaturas sentir las variaciones en el campo magnético de la Tierra, las cuales varían según la locación, permitiéndoles saber dónde están yendo.
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Los científicos barajan la posibilidad de que ésto es lo que está ocurriendo con las ballenas.
“Aunque esta investigación no entrega evidencia conclusiva sobre la posible magnetorrecepción en las ballenas grises, añade otro factor al fenómeno ya que se suma a otras causas de varamientos tales como la pesca accidental, choques con barcos o enfermedades obvias”, aseguró Ellen Coombs, investigadora de la University College en Londres a National Geographic.
“Más aún, se fijaron en detalle en los parámetros geofísicos que son afectados por las tormentas solares y el efecto que estos tienen en la navegació de las ballenas“, agregó.
Existe la seguridad que otros animales marinos, como las tortugas y los salmones, migran largas distancias bajo agua sintiendo dichos campos magnéticos, agrega Ken Lohmann, de la Universidad de Carolina del Norte, y en éste sentido otras criaturas tan diversas como abejas, aves, hormigas, termitas y (probablemente) algunos anfibios, pero se desconoce si las tormentas solares tienen efectos negativos en la capacidad de ubicación de estos animales.
Las ballenas grises pasan mucho tiempo bajo el agua, sin pistas visuales, así que hace sentido que usen otro sentido además de sus ojos para ubicarse.
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