Desde que comenzaron los viajes espaciales, uno de los principales desafíos ha sido encontrar fórmulas que permitan disminuir el desgaste muscular y óseo que sufren los astronautas ante la falta de gravedad.
Un grupo de roedores que formó parte de un experimento de salud en la Estación Espacial Internacional demostraron que bloquear una vía de señalización molecular puede proteger contra esta pérdida física.
En el estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences se dio a conocer que este tratamiento promovió la recuperación de la masa muscular y ósea una vez que los ratones volvieron a la Tierra.
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Los resultados podrían ser usados para desarrollar terapias que ayuden a los astronautas a disminuir estos cambios que sufren durante los viajes espaciales de larga duración.
Asimismo, esto podría beneficiar a personas de la Tierra que sufren enfermedades que causen pérdida muscular y ósea, tales como distrofia muscular, osteoporosis, algunos tipos de cáncer, enfermedades cardíacas, entre otros.
Los roedores viajeros
El experimento fue llamado Rodent Research-19 y consistió en la intervención de 40 ratones hembra las cuales fueron manipuladas genéticamente. A ellas se les inyectó un nuevo fármaco que les permitió ganar masa muscular y ósea durante su estadía en el espacio.
El compuesto inyectado antes del despegue y una vez por semana mientras duró la misión bloqueó la proteína miostatina que limita el crecimiento. La miostatina es una de las vías de señalización molecular que pueden influir y regular la densidad ósea y la masa del músculo esquelético, según explicó la NASA. Estas vías serían claves para prevenir las pérdidas durante las misiones y ayudar en la recuperación.
Algunos de los ratones que fueron modificados genéticamente para carecer de la proteína tenían el doble de masa muscular promedio, siendo llamados “ratones poderosos” o “súper ratones”.
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“Estos hallazgos muestran que bloquear las actividades de estas hormonas funciona para mejorar tanto los músculos como los huesos, incluso cuando los ratones no pueden soportar peso”, sostuvieron Se-Jin Lee y Emily L. Germain-Lee, autores de la investigación.
“Sabíamos que los roedores habían sido enviados al espacio en el pasado, pero todavía nos pareció notable que después de pasar un mes en la estación internacional, parecían reanudar su actividad normal muy rápidamente tras volver a la Tierra”, declararon.
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