La moda tiene sus costos, no solo para el bolsillo de quien lo compra, sino que también para el medio ambiente y su bienestar. Sin embargo, la diseñadora canadiense-iraní Roya Aghighi busca que la ropa sea entendida como algo “vivo”.
Aghighi trabajó junto a un grupo de destacados científicos de la Universidad de Columbia Británica (UBC), para crear una tela viva y biodegradable fabricada con algas, a la cual llamaron Biogarmentry .
Este innovador tejido biofabricado realiza la fotosíntesis purificando el aire a su alrededor, ya que absorbe las emisiones de carbono en el ambiente.
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El ecológico prototipo aún está en sus primeras etapas de investigación y diseño. Los desarrolladores buscan, con estas prendas, desafiar a la industria de la moda para que busque formar de reducir su gran huella de carbono.
Organismos como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señalan que esta industria es una de las más contaminantes del mundo. Sus cifras la posicionan como el generador del 10% de todos los gases de efecto invernadero emitidos a nivel mundial.
El principal propósito de Aghighi es cambiar la relación que tienen las personas con el vestuario, para detener el consumo negligente de la “fast fashion” o moda rápida y poder construir una real conexión con las prendas.
La biofabricación de esta tela está compuesta por algas unicelulares llamadas Chlamydomonas reinhardtii, las cuales cobran vida al tener contacto con un poco de agua y luz solar. La diseñadora manifestó que, aunque prevé que estos cambios en los hábitos de consumo serán lentos, espera que sean duraderos.
La moda carbono neutral
Los cultivos tradicionalmente utilizados para fabricar ropa, tales como el algodón y el cáñamo, absorben carbono mientras crece. Pese a esto, la mayoría de los materiales naturales siguen siendo emisores de carbono, sostuvo la diseñadora Charlotte McCurdy, miembro de la Escuela de Diseño de Rhode Island.
Por ejemplo, una sola camiseta hecha de algodón, la fibra natural más utilizada en el mundo produce una huella aproximada de 15 kilogramos de dióxido de carbono a lo largo de su vida útil. La mayor parte es emitida durante su producción y teñido.
Pese a que muchas empresas ofrecen fibras naturales alternativas, tales como el bambú y la madera, ninguno de estos materiales ha alcanzado la categoría de “carbono neutral”, o en otras palabras el no emitir carbono en lo absoluto.
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No obstante, algunas marcas denominadas “carbono negativas” recurren a la compensación de carbono, con acciones como la plantación de árboles para reducir sus emisiones netas.
Entre los esfuerzos realizados para reducir el daño causado por los humanos al medio ambiente, se encuentra la tela de Aghighi, quien se imagina a las personas cuidando su propia ropa orgánica, rociándola mientras viajan al trabajo, incentivado a sus prendas “vivas” a purificar el aire.
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