El investigador chileno Néstor Pérez Arancibia, junto a otros dos colegas del Laboratorio de Sistemas Microrobótico de la Universidad de California del Sur, desarrolló un robot al que llamaron Robeetle.
Se trata de una especie de escarabajo robótico ultra liviano que pesa sólo 0,08 gramos y es capaz de moverse sin baterías, pero además, puede soportar cargas que son hasta 3 veces su peso.
Lee también: Una micro cámara en el lomo de escarabajos muestra qué tan pequeña puede ser la tecnología de video
Se alimenta de un compuesto de alcohol, concretamente el metanol. Esto es relevante porque, la mayoría de este tipo de desarrollos se desplazan gracias a la electricidad lo que limita su autonomía de movilidad.
Este desarrollo es clave, por su fuente de energía, y porque los creadores planean crear miles de colonias de este tipo de robots a escala insecto, que sean capaces de coordinarse para ejecutar tareas útiles para los humanos.
Entre las misiones que podrían llevar a cabo robots como Robeetle, estaría la polinización artificial, la búsqueda y vigilancia en entornos que sean de riesgo para los humanos, por ejemplo, el espionaje. Pero también, la recolección de datos en situaciones extremas.
Además de estos robots rastreros como el desarrollado por el chileno y su equipo, existen otros voladores como Bee+, un diminuto robot alado que vuela casi como un insecto.
Pero la ciencia también ha desarrollado híbridos, como saltamontes vivos que son modificados para detectar explosivos, estos fueron desarrollados por la Universidad de Washington.
Se le suman a estos experimentos robóticos medusas intervenidas para mejorar su desplazamiento y son capaces de nadar a mucha mayor velocidad y fueron desarrolladas por investigadores de la Universidad de Stanford.
Lee también: Científicos construyen “robot serpiente” para ayudar en labores de búsqueda y rescate de personas
Las futuras aplicaciones de estos avances de nanotecnología trascienden su uso en la Tierra. Se espeta que esta tecnología nos ayude a buscar soluciones para la polinización en otros planetas.
Por ejemplo, en los planes de enviar humanos a Marte y propiciar la vida en el planeta rojo, estos ejércitos de insectos robóticos podrían entregar una forma de resolver la generación de alimentos en ese inhóspito territorio.
Pérez Arancibia es un científico chileno, Ph.D. en la Universidad de California en Los Ángeles, y profesor asistente del Departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial. Sus áreas de investigación son mecatrónica, robótica, control de retroalimentación, procesamiento de señales, dinámica, óptica aplicada, fabricación de microrobots e ingeniería de inspiración biológica.
El investigador nacional diseñó y desarrolló Robeetle junto a Xiufeng Yang y Longlong Chang en la Universidad del Sur de California.
Deja tu comentario