Máquinas de rayos ultravioleta (UV) están siendo empleadas en comercios, medios de transporte y, ahora, en centros hospitalarios. Su eficacia es ejemplar y sus resultados sorprendentes.
La radiación UV es una fuente emanada del Sol y puede ser peligrosa si no se usan elementos de protección adecuados. Pero ese potencial dañino puede utilizarse para destruir virus y bacterias, lo que la convierte en una herramienta para combatir la pandemia de Covid-19.
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“Es un tipo de onda o radiación que lo que permite es penetrar este tipo de microorganismos, dañarlos y, una vez que se encuentran dañados, están desactivados o son ineficientes para infectar a las personas”, explica Matías González, investigador BNI y Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Ese poder destructivo ha sido dominado por la ciencia para aprovecharlo contra patógenos como el SARS-CoV-2, y se utiliza para sanitizar superficies y espacios en centros comerciales, transporte público, bancos y, ahora, en hospitales.
“Una de las ventajas de este tipo de desinfección, sobre otros tipos de técnicas que usan productos químicos, no logran la desinfección en aire con la eficiencia que lo logra este tipo de tecnología UV”, comenta Consuelo Llanos, enfermera coordinadora de desinfección UVC Empresas Ingefisic.
Son equipos móviles que en pocos minutos pueden desinfectar ambientes, lo que se utiliza en países como China y Dinamarca, que ya están en período de prueba en el Hospital de Talagante.
El empleo de máquinas de rayos UV entrega diversas ventajas. Una de ellas es la eficiencia en el manejo del personal, pues no requiere de muchas personas para operarlas. Pero, además, es mucho más rápida. Mientras la técnica manual de desinfección de un espacio puede durar una hora, con rayos UV el tiempo se reduce a menos de 10 minutos.
“El equipo UV Clinic, tiene ocho tubos, validados y certificados, que efectivamente son tubos que emiten lo que necesitamos (para sanitizar)”, agrega la enfermera Llanos.
Pero tiene sus limitaciones y precauciones, que deben ser tomadas en cuenta. “Tampoco puede ser usado cuando hay personas presentes en la sala, porque al igual que esta radiación afecta a las bacterias y las mata, también afecta nuestro material genético”, John Ewer, académico CINV de la Universidad de Valparaíso.
Es por ello que su uso se hace a través de un vidrio, por su peligrosidad. A distancia, el personal a cargo cuenta con un dispositivo para medir la radiación, conocido como radiómetro, que detecta la energía por unidad de área.
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“Para nosotros es un gran impacto, por la innovación, pero también exploramos nuevas soluciones en materia de sanitización”, comenta Claudio Román, director del Hospital de Talagante.
Una solución que por estos días es urgente para mantener desinfectados espacios de alta carga viral como los hospitales. Además, es amigable con el medio ambiente, porque no deja residuos como otros desinfectantes químicos. Tecnología de alto nivel que se consolida como un aliado frente a la pandemia.
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