Por Patricio Alarcón

En este minuto, diferentes países del mundo se debaten entre la posibilidad de comenzar a levantar gradualmente sus medidas de aislamiento social o continuar con las cuarentenas.

 

Es el caso de España que presentó un plan de desescalada de cuatro etapas para su reapertura. O Portugal, que comenzará el desconfinamiento el 4 de mayo con el reinicio del comercio. En Nueva Zelanda, incluso, dieron por derrotado al virus y anunciaron el descenso de su nivel de alarma de 4 a 3, autorizando a sus ciudadanos a ampliar el círculo de contacto a través de “burbujas sociales”, luego de un estricto lockdown o cierre total de las actividades cotidianas.

 

Para implementar cada una de estas decisiones y estrategias hay un factor que es determinante: el número de reproducción básico, también conocido como R0.

 

¿Qué es? El académico del Programa de Virología del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Ricardo Soto Rifo, lo explica para Futuro 360: “Es un término matemático que hace referencia a cuán contagioso o transmisible puede ser un determinado patógeno”.

 

En otras palabras, es una forma de tener un promedio de cuántas personas podría contagiar un individuo con SARS-CoV-2. Todo esto considerando un escenario donde nadie es inmune.

 

Este número no hay que considerarlo solo, sino que asociado a la severidad de la enfermedad que provoca el agente patógeno (…) Si fuese solo un brote de resfrío común donde a nadie le pasa nada, el R0 no tendría valor, porque daría un poco lo mismo enfermarse”, agrega el doctor de la U. Chile.

 

¿Cómo funciona?

 

Según lo que conocemos, el número de reproducción del nuevo coronavirus es cercano a 3, es decir, un contagiado, en promedio, lo traspasa a otras tres personas. En general, se asume que si la cifra supera a 1, la cantidad de casos registrará un aumento exponencial y se está frente a un brote de consideración.

 

Por lo mismo, el principal objetivo de las naciones afectadas por la pandemia ha sido reducir el indicador por debajo de 1. ¿Cómo? Con el distanciamiento social. Evitar lo máximo posible el contacto entre personas es un freno efectivo para la propagación del virus. Asimismo, contribuye a “aplanar la curva”, al hacer más lento el fenómeno.

 

Cuando el R0 es igual a 1, la infección permanece estable. Cuando es menor, el contagio cae, porque una persona contagia a menos de una persona. Hasta sería probable que las transmisiones desaparezcan”, explica Soto Rifo.

 

Pero, el R0 no es fijo ni estable. Aumenta o disminuye según sea el comportamiento de la población, las medidas adoptadas y el desarrollo de la inmunidad contra el virus. En Reino Unido, el Imperial College London rastreó la materia y encontraron que la cifra no se comprimió por debajo del umbral del 1 hasta que no fueron implementadas las medidas de aislamiento obligatorio más estrictas.

 

Alemania, por otro lado, había logrado bajar el indicador a casi 0,7 a comienzos de abril, o sea, existía la posibilidad de que un contagiado no traspasara el virus a nadie más. Sin embargo, el Instituto Robert Koch evidenció luego un aumento en el número de reproducción, para, finalmente, volver a caer por debajo del 1.

 

“Este es un número variable y que, en función de las medidas que se han tomado, debería ir bajando paulatinamente. Si este número experimenta un repunte luego de una baja, puede indicar que no se están respetando adecuadamente las medidas, o bien que existen nuevos factores que contribuyen al aumento”, plantea el investigador del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, Pablo González, en conversación con Futuro 360.

 

R0 a la hora de tomar decisiones

 

El analizar los aumentos de la propagación del virus que gatille la apertura de escuelas, lugares de trabajos o recintos al aire libre será un gran e incierto desafío. Para ello, los expertos sugieren, en paralelo, fortalecer otras formas de control, como aumentar los test de detección o introducir aplicaciones de monitoreo.

 

Y es que el número de reproducción no es el único factor determinante en una pandemia. También se debe considerar la severidad de la enfermedad y el número de casos. Lamentablemente, esos tres factores se encuentran muy presentes hoy en la realidad chilena.

 

Cabe destacar que el informe epidemiológico entregado por el Ministerio de Salud no considera la evolución del R0 en territorio nacional, pero, el aumento constante de los casos positivos -que ya superaron los 18 mil desde el inicio de la crisis sanitaria- hace inferir que está por sobre lo estable.

 

Al 20 de abril, las autoridades estimaban que el indicador en Chile se encontraba en 1,3. De la misma forma, el Consejo Asesor del Gobierno sugirió considerar la variable de reproducción del virus como uno de los criterios a tomar en cuenta para decisiones futuras, como un posible retorno a clases.

 

Este número debe ser seguido de cerca y ser una guía para evaluar la efectividad de las medidas implementadas, reforzarlas o implementar nuevas acciones. Es crucial para una adecuada acción y debe ser considerado en toda etapa de la pandemia. Para obtener una buena estimación de R0 es clave el seguimiento y rastreo de casos sintomáticos y asintomáticos”, añade el doctor González.

 

Seguir de cerca el número de reproducción básica es más que necesario. Al menos hasta que exista una vacuna, porque lograr inmunizar a los potenciales contagiados por un paciente con coronavirus es la manera más efectiva de llevar al mínimo este indicador.

 

 

 

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