Endurecen protocolos para repartidores de comida - (02:56)
En la constante búsqueda de prolongar nuestra vida de forma saludable, algunos investigadores se han enfocado en el poder de la restricción calórica: la reducción controlada de consumo de nutrientes mientras se mantiene una dieta balanceada para evitar la malnutrición.
Esto se debe a que en una gran variedad de especies – desde gusanos, pasando por los peces, hasta ratas – la restricción calórica ha demostrado mejorar su salud y aumentar su esperanza de vida. Sin embargo, aún se debate si las personas se beneficiarían de forma similar a la de estos animales a través del mismo proceso.
Los mecanismos detrás de la conducción de los enlaces positivos entre la restricción calórica y la longevidad han sido elusivos.
Un estudio reciente, realizado en ratas de laboratorio, nos acerca más a entender el fenómeno: investigadores lograron identificar algunas vías metabólicas involucradas, además de entregar una potencial forma de alterarlas para desarrollar terapias futuras.
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Los investigadores predijeron que las personas podrían ser capaces de aprovechar algunos de los beneficios positivos de la restricción calórica sin la necesidad de reducir las cantidades de su consumo.
Los hallazgos fueron publicados en Science Signaling.
Para determinar qué es lo que está ocurriendo a un nivel molecular cuando los animales restringen su consumo calórico, los investigadores se enfocaron en la temperatura como principal factor de la longevidad, ya que el termómetro interno del cuerpo está fuertemente vinculado con el consumo de alimentos.
Este trabajo fue influido por otras investigaciones que sugieren que una menor temperatura corporal está enlazada con vidas más largas en animales y humanos. Asimismo, la restricción calórica reduce el termómetro central de los animales, un fenómeno que se ha visto en humanos, simios y roedores.
“Éste es un mecanismo adaptativo que los organismos desarrollaron para ahorrar energía cuando la comida escasea”, aseguró a Inverse Bruno Conti, quien es un neurocientífico de la Universidad de Scripps.
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“Hay una gran cantidad de evidencia que sugiere que esta reducción de temperatura, en sí misma, contribuye a los efectos de la longevidad”, agregó Conti. Aún así, es un desafío separar los efectos de la reducción de temperatura y la de la restricción calórica.
Para revelar los factores, Conti y sus colegas armaron dos grupos de ratones. Uno en una caja a una temperatura estándar de 22ºC, mientras que la otra se mantuvo a 30ºC, un estado al que los científicos llaman termoneutralidad.
Este estado marca un balance de temperatura entre un organismo y su ambiente, por lo que los mecanismos termorreguladores de su cuerpo quedan inactivos. Esencialmente, los ratones no están tiritando o sudando para regular su temperatura corporal, ni tampoco están perdiendo calor.
Los investigadores restringieron el consumo de calorías, gradualmente reduciendo su dieta hasta que los hicieron comer la mitad de cantidad de su alimentación original. El otro grupo, sin embargo, tenía libre acceso a la comida.
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A través del estudio, los científicos analizaron la actividad metabólica del ratón, en su hipotálamo y plasma sanguíneo. La primera es una región del cerebro involucrada en la regulación del hambre y la alimentación, mientras que la segunda es un “buen vehículo para evaluar los cambios amplios a un sistema”, escribe el equipo.
¿Cómo impacta la restricción calórica al metabolismo?
Los hallazgos obtenidos sugieren que un estado termoneutral alterado podría ser el mecanismo de los beneficios prolongadores de vida de la restricción calórica.
Tanto en el plasma sanguíneo como en el hipotálamo, la restricción calórica influyó muchas vías metabólicas en el grupo de los 22ºC. Sin embargo, menos de estos cambios ocurrieron en el grupo termoneutral, la condición más cálida.
La condición más caliente, por otra parte, contrarrestó los cambios metabólicos asociados con la restricción calórica. Afectó a cerca del 40% de los cambios en el plasma y hasta un 78% en los cambios del hipotálamo. Por lo que la temperatura se vuelve un factor de suma importancia al momento de considerar la restricción calórica como un método de longevidad.
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