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La anosmia es el término que debes agregar a tu “diccionario” COVID-19. Se trata del trastorno de pérdida total del olfato, lo que, según algunos estudios científicos en desarrollo, sería una alerta temprana de la presencia del nuevo coronavirus en nuestros cuerpos.
Sumemos también la hiposmia. Es la disminución de nuestra capacidad de percibir olores. Finalmente, agrega la disgeusia. Que es alteración en el gusto. Cualquiera de estos cambios, podría indicar que hay posibilidades que el virus esté en el organismo. Incluso, antes de notarlo en síntomas más graves como la fiebre o los problemas respiratorios.
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¿Por qué ocurre esto? Según lo que se conoce, al penetrar en la nariz el SARS-CoV-2 no atacaría la mucosa como otros virus, sino que, al nervio olfativo, bloqueando las moléculas del olor.
“Sabemos que las infecciones respiratorias pueden determinar un trastorno del olfato persistente. Por lo tanto, es un terreno de mucha investigación el poder ver y seguir por más largo plazo a aquellos pacientes afectados”, plantea Marcela Castillo, otorrinolaringologa de Clínica Alemana-UDD.
De hecho, el 27 de abril el Gobierno adoptó una nueva definición de casos sospechosos en el país. Agregando a las personas que presenten alteración aguda del sentido del olfato o del gusto. “Lo que hemos ido considerando como casos, ha ido cambiando de acuerdo con las nuevas evidencias”, argumentó en la ocasión, el ministro de Salud, Jaime Mañalich.
Aquí es donde un grupo de ingenieros de la Universidad Católica y del Centro de Aromas y Sabores de Dictuc, decidieron elaborar un test rápido para detectar la pérdida de olfato y aportar así a la identificación de pacientes asintomáticos.
¿Cómo encontrar la anosmia?
La prueba desarrollada por el equipo es sencilla, express y muy barata. Consiste en un kit que busca que un individuo reconozca aromas familiares en una banda de papel. El proceso se repite varias veces, con el fin de confirmar la fiabilidad del resultado.
Si el paciente no es capaz de reconocer ninguno de los olores, obtiene un puntaje equivalente a 0, transformándolo en sospechoso de COVID-19 positivo. Ojo, que esta novedosa prueba, no sustituye el ya conocido PCR.
De esta forma, la persona tendría que adoptar todas las medidas de aislamiento social necesarias para evitar la propagación virus. Aun cuando los síntomas convencionales no estén visibles, combatiendo así la denominada “transmisión sigilosa”. Además, permitiría aplicar los mencionados test de PCR -lo más efectivos para detectar la enfermedad- de una forma más selectiva en la población
“Es extremadamente rápido, de muy bajo costo y tenemos la capacidad de producir miles de tests a la semana gracias a una asociación con la empresa Alfa Chilena”, asegura Eduardo Agosín, director del Centro de Aromas y Sabores.
“La idea es aplicar esto como una aduana sanitaria en centros de salud, en empresas agrícolas, en faenas mineras, en colegios”, agrega el profesor de Ingeniería.
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El proyecto ya realizó sus primeras entregas a modo “piloto” en el Centro Médico San Joaquín, y se suma a otras iniciativas internacionales que pretender disminuir la tasa de contagios del coronavirus a través de test olfativos.
El ejército de Estados Unidos, por ejemplo, utilizó un método en sus instalaciones de Corea del Sur, la que llamó la atención en todo el mundo. Su prueba consistió en ofrecer a los visitantes un “cotonito” de algodón untado en vinagre, para descubrir de manera aleatoria, a personas que presentaran alteraciones en el olfato.
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