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La pandemia de COVID-19 está poniendo en peligro el impulso mundial que desde hace tres décadas se hace para eliminar la poliomielitis. En un movimiento sin precedentes, la Iniciativa Global de Erradicación de la Polio (GPEI, por sus siglas en inglés) ha recomendado suspender las campañas de vacunación para ayudar a detener la propagación del nuevo coronavirus.
El 24 de marzo, la GPEI hizo un llamado a todos los países a posponer, hasta al menos la segunda mitad de este año, tanto las campañas masivas para aumentar la inmunidad al virus de la poliomielitis como las campañas específicas en curso en África para detener los brotes provocados por la vacuna del virus vivo.
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Las implicaciones son “enormes”, dice Kim Thompson, presidente de Kid Risk Inc., uno de los tres grupos de modelos que GPEI ha encargado de analizar los posibles impactos de la pausa. GPEI reconoce que más niños quedarán paralizados y el virus probablemente reinvaderá en países que ahora están libres de polio.
Y la polio es solo una de varias enfermedades para las cuales se suspenderán los esfuerzos de vacunación masiva, consignó la revista Science.
“Estamos atrapados entre dos situaciones terribles”, dice el jefe de GPEI, Michel Zaffran, de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ir de puerta en puerta administrando gotas de la vacuna oral contra la poliomielitis (OPV) pondría a las comunidades y al personal de salud en riesgo de infección con el nuevo coronavirus. Detener las campañas de poliomielitis permitirá a GPEI liberar sus amplios recursos, incluidos los sistemas de vigilancia y decenas de miles de trabajadores de salud de primera línea, para ayudar en la lucha COVID-19, dice.
“No tenemos otra opción”, dice Zaffran. “No queríamos que el programa fuera responsable de empeorar la situación con COVID-19“.
Pero las campañas de vacunación masiva contra la poliomielitis, durante las cuales equipos especializados se despliegan en países enteros, son esenciales para eliminar el virus salvaje de sus dos últimos vestigios, Afganistán y Pakistán. Sin ellos, el virus seguramente se recuperará, dice Zaffran. Está especialmente preocupado por países con sistemas de salud débiles y baja inmunidad a la poliomielitis, como Irak, Somalia, Yemen y Siria. Podrían ver regresar la enfermedad si el virus de Afganistán y Pakistán salta fronteras.
La decisión “dolorosa” de suspender las campañas se tomó en los niveles más altos de GPEI, con el respaldo del Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dice Rebecca Martin, quien dirige el Centro de Salud Global en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., uno de las organizaciones asociadas en GPEI. “Estamos muy de acuerdo”, dice ella.
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Los modeladores se están preparando para observar no solo los posibles impactos de la pausa, sino también las implicaciones de varias estrategias de vacunación, una vez que puedan reanudarse. Una esperanza es que las restricciones de viaje, las fronteras cerradas y el distanciamiento físico para desacelerar el COVID-19 también ayudarán a frenar la propagación de la poliomielitis, pero Martin no está tan segura. “Hemos visto con diferentes enfermedades infecciosas que siempre hay formas de cruzar las fronteras”, indicó.
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