Las Metas de Aichi son una serie de objetivos mundiales que forman parte del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020. A través de esta hoja de ruta elaborada en 2010, se implementarían medidas urgentes para detener la pérdida de biodiversidad y destrucción de la naturaleza en el planeta. Esto, con el objetivo de asegurar que los ecosistemas tengan una capacidad de recuperación, y sigan suministrando los servicios esenciales que garantizan la vida en la Tierra.
Las 20 metas que incluyó esta iniciativa, se organizaron en cinco grupos:
- Mitigar las causas por las cuales se está perdiendo la biodiversidad desde los ámbitos sociales y políticos.
- Reducir las presiones que enfrentan y promover la utilización sostenible de los recursos naturales.
- Mejorar la situación de la biodiversidad a través del cuidado de sus ecosistemas.
- Optimizar los beneficios que brinda la naturaleza (aire limpio, agua dulce, alimentos).
- Aumentar el conocimiento que las personas tienen sobre ésta.
Pese a que este año se posicionaba como la fecha límite para alcanzar las metas, el quinto informe de Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica reveló que ninguna de ellas será cumplida en su totalidad. La mala noticia no sólo tendrá repercusiones para las especies y ecosistemas, sino que también para los propios seres humanos.
Aunque ninguno de los 20 objetivos se logrará por completo, existieron avances parciales en seis de ellos. También se pudo constatar el progreso en la naturaleza cuando se adoptaron buenas prácticas. Ahora, la tarea es ampliarlos enormemente y aumentar la ambición.
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“Si ni siquiera se hubieran tomado medidas en esas pocas áreas, la situación habría sido aun más terrible que donde nos encontramos hoy”, aseguró Elizabeth Maruma Mrema, secretaria ejecutiva del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB).
En 2019, un informe de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), advirtió que un millón -de los casi 9 millones de plantas y animales conocidos- están en peligro de extinción en el mundo. Además, informó que esto tiene un impacto directo en la capacidad del planeta para sostener la vida humana.
“Mientras degradamos los ecosistemas, se incrementa el riesgo de futuras pandemias”, expresó el subsecretario ejecutivo de la CDB y encargado de presentar el quinto informe de revisión mundial, David Cooper.
Sistema complejo
Cuando hablamos de biodiversidad, hacemos referencia a la enorme variedad de formas en las que se organiza la vida en la Tierra. Se incluyen a todas y cada una de las especies que cohabitan con nosotros el planeta: animales, plantas, virus y bacterias. También, están considerados los espacios o ecosistemas de los que forman parte, y los genes que hacen a cada especie e individuo, único y diferente al resto.
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Sobre los peligros que existen en la pérdida de biodiversidad, el académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, Eduardo Palma, explica a Desafío Tierra que además de la extinción de las especies, se podrían registrar cambios en los ciclos biogeoquímicos, en el ciclo del carbón, del agua y del nitrógeno. “Si eso se ve alterado afecta directamente el ecosistema”.
Además, la naturaleza nos entrega desde la alimentación y materias primas, hasta un espacio de esparcimiento en el paisaje. Y aunque no lo podamos ver directamente, está permanentemente realizando una serie de ciclos y procesos esenciales, como la formación del suelo, la polinización, la regulación del clima y la regulación de enfermedades.
“Es una interacción súper compleja, pero que tiene una tremenda importancia en los servicios que no solamente da a la humanidad -al Homo Sapiens- sino que a todo el resto de los organismos que formamos parte del planeta”, dice Palma.
Medidas urgentes
El director de Conservación de WWF Chile, Rodrigo Catalán, explica a Desafío Tierra que tras el fracaso en las Metas de Aichi, nos debemos mover rápidamente a la acción. “La ambición debe aumentar en los países, no sólo en sus compromisos, sino que en el cumplimiento de éstos”.
La sociedad ha ido avanzando sobre el problema del cambio climático, para establecer metas y compromisos. “Necesitamos un nivel similar de esfuerzo para la biodiversidad y sobre todo para reforzar el cumplimiento de los gobiernos”, dice Catalán. Agrega que sin una adecuada inversión en conservación de la naturaleza, el desarrollo sostenible de los países no es viable: “Particularmente en países como Chile, que depende fuertemente de sus recursos naturales”.
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El director de Conservación, considera que las medidas más urgentes incluyen el fortalecimiento de la institucionalidad para la biodiversidad y, que en el caso de nuestro país, debe reflejarse en la aprobación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. A ello, se debe añadir el poder asegurar el financiamiento para protección y restauración.
“Además de la movilización de todos los actores gubernamentales y no estatales por la biodiversidad, mediante una campaña de sensibilización y una gestión coordinada público-privada”, finaliza Catalán.
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