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A más de cuatro meses del brote del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 en China y que rápidamente se convirtió en pandemia que tiene al planeta paralizado, todavía no hay certeza de si un paciente puede tener inmunidad una vez que se recuperó de COVID-19, la enfermedad causada por el virus.
“Estar inmunizado significa que usted ha desarrollado una respuesta inmune contra un virus de modo que puede rechazarlo“, explicó Eric Vivier, profesor de inmunología en el sistema de hospitales públicos de Marsella.
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Para algunas enfermedades virales como el sarampión, superar la enfermedad confiere inmunidad de por vida. Esto ocurre porque el sistema inmune tiene la capacidad de recordar y eso evita que el mismo virus infecte a la misma persona en el futuro.
Pero para los virus basados en ARN como el SARS-CoV-2, el nombre científico del virus que causa la enfermedad COVID-19, se necesitan unas tres semanas para generar una cantidad suficiente de anticuerpos, e incluso entonces pueden proporcionar protección para solo unos pocos meses, dijo Vivier a la AFP, consigna la revista Science Alert.
Al menos esa es la teoría. En realidad, el nuevo coronavirus ha lanzado una sorpresa tras otra, hasta el punto de que los virólogos y epidemiólogos están seguros de muy poco sobre este nuevo patógeno.
“No tenemos las respuestas a eso, es algo desconocido”, dijo Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud en una conferencia de prensa esta semana cuando se le preguntó cuánto tiempo tendría inmunidad un paciente recuperado de COVID-19.
“Es posible que los anticuerpos que alguien desarrolla contra el virus en realidad aumenten el riesgo de que la enfermedad empeore“, dijo, y señaló que los síntomas más graves aparecen más tarde, después de que el paciente haya formado anticuerpos.
Por el momento, tampoco está claro qué anticuerpos son más potentes para contrarrestar la enfermedad: alguien que casi muere, o alguien con síntomas leves o incluso sin síntomas. Otro dato que se desconoce en cuanto a la posible inmunidad es si la edad hace la diferencia.
Enfrentados a todas estas incertidumbres, algunos expertos tienen dudas sobre la prudencia de llevar a cabo una estrategia de “inmunidad colectiva” de manera que el virus, incapaz de encontrar nuevas víctimas, desaparezca por sí solo cuando la mayoría de la población es inmune.
Al mismo tiempo, los laboratorios están desarrollando una serie de pruebas de anticuerpos para ver qué proporción de la población en diferentes países y regiones ha sido contaminada. Tal enfoque ha sido favorecido en Gran Bretaña y Finlandia, mientras que en Alemania algunos expertos han planteado la idea de un “pasaporte de inmunidad” que permitiría a las personas volver a trabajar.
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Una medida que tomada en Chile y que se le conoce como carnet COVID-19. El ministro de Salud, Jaime Mañalich, indicó que el instrumento identificará a las personas que ya tuvieron la enfermedad y que, con “altísima probabilidad”, ya no son contagiantes. Eso sí, la autoridad aclara que no existe total certeza sobre por cuánto se extiende la inmunidad, pero afirman que es “al menos por un año”.
Una preocupación son los “falsos positivos” causados por las pruebas que detectan anticuerpos no relacionados con COVID-19. La idea de los pasaportes o certificados de inmunidad también plantea preguntas éticas, dicen los investigadores. Esto porque algunas personas podrían intentar contagiarse con tal de obtener el pase lo antes posible y poder retornar a sus actividades para mantener a sus familias.
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