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Aunque tiene al mundo paralizado desde hace más de tres meses y el brote ya cumplió su primer semestre, realmente, poco se sabe todavía del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y de la temida enfermedad que ocasiona: COVID-19.
Conocida principalmente como un síndrome respiratorio agudo severo, con el pasar de los meses se ha demostrado que involucra múltiples órganos. La secuela más recientemente descubierta por la ciencia es la afectación testicular que, en gran medida, es aún desconocida.
Un grupo de científicos de China y Estados Unidos estudió los cambios en los testículos en pacientes que fallecieron por COVID-19. El resultado fue inquietante.
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Entre las rarezas del nuevo coronavirus, se suma ahora el daño testicular sin infección. Esto quiere decir, que el virus es capaz de alterar las gónadas masculinas sin infectarlas.
“El examen post mortem de los testículos de 12 pacientes con COVID-19 se realizó mediante microscopía de luz y electrónica, e inmunohistoquímica para marcadores linfocíticos e histiocíticos. Se usó la reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa (RT-PCR) para detectar el virus en el tejido testicular”, indica el informe de la investigación publicada esta semana en European Urology Focus.
El resultado fue: “Microscópicamente, las células de Sertoli mostraron hinchazón, vacuolación y rarefacción citoplasmática, desprendimiento de las membranas basales tubulares y pérdida y desprendimiento en lúmenes de la masa celular intratubular”.
Lo más llamativo del hallazgo es que el virus no se detectó en los testículos. “No encontramos evidencia de virus SARS-CoV-2 en los testículos en la mayoría (90%) de los casos por RT-PCR, y en ninguno por microscopía electrónica”, agrega el estudio.
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De acuerdo con los investigadores, estos resultados pueden proporcionar una guía basada en evidencia para la donación de esperma e “informar estrategias de manejo para mitigar el riesgo de lesión testicular durante el curso de la enfermedad COVID-19“.
En estudios previos, el virus ha sido detectado en las lágrimas de personas recuperadas de COVID-19, el cual persiste en las secreciones oculares aún semanas después de que el paciente ha eliminado el virus de sus pulmones y vías aéreas. Otras investigaciones también hallaron presencia del virus en esperma de pacientes vivos.
Cada semana se van agregando datos sobre el coronavirus, tales como nuevos síntomas, secuelas que hasta hace poco se desconocían como daños coronarios o neurológicos. Mientras tanto, científicos de todo el mundo luchan por conseguir una cura, vacuna o tratamiento, seguro y efectivo, una carrera contrarreloj que, hasta ahora, parece ir ganando el SARS-CoV-2.
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En nuestros país, se están adelantando diversos esfuerzos para hacer frente al COVID-19. Varios ensayos de vacunas y tratamientos, como estudios en alpacas y uso de plasma de sobrevivientes para entregar inmunidad o minimizar los síntomas, y su duración, en pacientes con diferentes estadios de avance de la enfermedad.
La afección en testículos fue el resultado de una investigación “revisada por pares”. Lo que, en términos científicos, valida los hallazgos, aunque la muestra haya sido pequeña en comparación con los cientos de miles de fallecidos en todo el mundo y los millones de infectados registrados hasta la fecha.
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