Si para cualquiera es difícil recordar experiencias o hacer memoria de ciertos sucesos es un desafío, para la filosofía, neurociencia y psicología es la punta de un iceberg poco descubierto.
El cómo funciona nuestro cerebro respecto a la memoria y recuerdos, es objeto de estudio y motor de una investigación realizada por el Centro Hospitalario Universitario Sainte-Justine y de la Universidad de Montreal.
El protagonista y quien encabezó dicho proyecto fue el científico chileno, Roberto Araya, quien conversó a Pauta. Analizó y llegó a descubrir la funcionalidad de las espinas dendríticas, las que son parte de las modificaciones de ciertas membranas celulares de la memoria.
A Pauta, Araya mencionó: “Imagina un árbol”, dice sobre la estructura de una neurona. “Las raíces están representadas por el axón, el tronco central por el cuerpo celular, las ramas periféricas por las dendritas y, finalmente, las hojas por las espinas dendríticas”.
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Imagen: Pauta
Estas a su vez, son las encargadas de decodificar dicha información. Ellas deciden si son significativas o no. Es decir, descifraron el funcionamiento de la memoria en primera etapa.
En conversación con Futuro360, el doctor Pedro Salinas, psicólogo y académico U. Central y doctor en Filosofía, menciona que la memoria es uno de los enigmas más extensamente abordados desde distintos ámbitos, de la filosofía, psicología, antropología, neurociencia actualmente.
“No tenemos todavía total claridad con qué precisión se codifican los recuerdos en conjunto de las neuronas. No tenemos tan claro si lo que recordamos es lo que efectivamente experimentamos. No se conoce del todo como es la difusión, la decodificación de un recuerdo dado en el cerebro, si corresponde a alguna actividad de nuestra experiencia o si son recreaciones en que participan otros procesos a nivel inconsciente incluso. Lo que sí sabe es que de los años 40, los científicos han supuesto que los recuerdos se almacenan en unos grupos neuronales que se denominan “conjunto de neuronas”, lo que son un grupo de células que -de alguna manera- se encienden ante un estímulo específico. Lo pensado desde los años 40, la neurociencia y neuroimagen, se fue confirmando por todos los estudios que vemos ahora a partir de las resonancias, y otros métodos de observación cerebral que están muy desarrollados”, afirmó Salinas.
Salinas agrega además que al tener ciertos recuerdos, estos se activan y se iluminan ciertas zonas del cerebro. Si en un futuro, volvemos a experimentar lo mismo, es más probable que este conjunto de células se encienda colectivamente para poder capturar un recuerdo determinado. Sin embargo, se cree que hasta este experimento del que se da cuenta, los detalles del funcionamiento de la memoria, quizás no estaban tan claros. Esto ha sido esencialmente dificultoso lograr porque los recuerdos no están almacenados en un único lugar del cerebro, sino que son diferentes áreas las que forman y almacenan distintos tipos de recuerdos. Participan distintos tipos de estructuras cerebrales, la respuesta emocional como el miedo, están en una región del cerebro que se denomina “amígdala”, lo que aprendemos, la destreza, están en una región llamado “cuerpo estriado”.
Es importante hacer la diferenciación que el recuerdo y la memoria son dos cosas distintas. La memoria es la capacidad para almacenar, codificar y recuperar información guardada. En cambio, los recuerdos son imágenes, conceptos o sensaciones almacenadas guardadas en la memoria. De alguna forma los recuerdos son parte de nuestra experiencia, en este punto es importante recalcar, los estudios del psicoanálisis e incluso Freud pensaba que no olvidábamos nada. Nuestro inconsciente tiene la capacidad de almacenar todo lo experimentado.
“Hay un fenómeno que quizás el ámbito de la neurociencia tiene que considerar, tenemos la capacidad de efectivamente crear y recrear recuerdos. Podemos recrear de cierta manera, lo que está comprobado en estudios con hipnosis, recuerdos, que no hemos experimentado, o hacer memoria de recuerdos, pero teñidos desde una experiencia personal, con cierta emocionalidad que organiza el recuerdo. Eso podría quitar objetividad aquello que recordamos. Siempre está interferido por nuestro presente, interpretación retroactiva, de cosas que hemos experimentado. Los mecanismos de la memoria y el principal mérito del estudio, es que desentraña misterios y preguntas que se han venido haciendo científicos, al menos durante todo el siglo XX”, concluyó Salinas.
De esta manera, la importancia del estudio radica en la futura investigación en detección de enfermedades como alzhemeir y otras, en las que estas áreas del cerebro, puedan ser aún más definidas y tratadas desde el mayor conocimiento de él.
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