¿Te imaginas un pueblo totalmente desconectado de redes móviles, sin radio ni internet? Esta es la realidad de Green Bank, una pequeña ciudad ubicada en Virginia Occidental en Estados Unidos, que se “aisló” para estudiar las estrellas.
En medio de un paisaje de montañas, amplias áreas verdes y diversas granjas se encuentra el Observatorio Nacional de Radioastronomía estadounidense (NRAO), donde los científicos realizan investigaciones cósmicas en una zona de silencio radioeléctrico, que fue creada en 1958 y cuenta con casi 33.700 kilómetros cuadrados.
Desde entonces hasta la actualidad, las redes móviles, la radio y el wifi están totalmente prohibidos para los 151 habitantes de la zona. Los microondas están dentro de compartimentos metálicos para bloquear todo tipo de interferencias. Incluso, los automóviles a cargo de mantener los telescopios instalados son de los años 50 y 60, o de motores diésel, porque las bujías de los vehículos de gasolina emiten interferencias.
“Este valle fue un lugar maravilloso donde comprobar cómo la ciencia ha moldeado el desarrollo —o el no desarrollo— de un pueblo y cómo la demografía de la zona es tan diversa, de astrofísicos a cazadores de osos, pasando por personas con electrohipersensibilidad”, afirmaron a los fotógrafos Andrew Phelps, quienes visitaron la zona en el 2015 y publicaron las imágenes en el libro The Drake Equation, fotografías que también fueron compartidas por National Geographic.
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Un espacio para personas con electrohipersensibilidad
Green Bank, además de convertirse en una zona ideal para las investigaciones científicas, también ha pasado a ser una especie de refugio para las personas que tienen el síndrome de hipersensibilidad electromagnética. Es decir, aquellos que sienten padecimientos, como dolores de cabezas, debido a las energías que están relacionadas con comunicaciones inalámbricas.
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Green Bank y el norte de Chile: unidos por la astronomía
Pese a que durante años Green Bank se ha mantenido en un silencio radioeléctrico para el estudio de la astronomía, Chile también cuenta con un escenario ideal en el norte del país, especialmente en el Desierto de Atacama.
Las condiciones climáticas y geográficas (baja humedad y cumbres) generan un mayor número de noches despejadas al año. Si bien no se ha tomado una determinación tan radical de “desconexión” como en Green Bank, en la zona nortina sí existe una baja contaminación lumínica y radioeléctrica, tal como lo destacó Leonardo Vanzi, académico del Centro Astro-Ingeniería de la Universidad Católica de Chile.
Estos factores han llevado que hasta hoy nuestro país cuente con cielos prístinos, convirtiéndolo en un referente mundial de la astronomía.
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