La historia está marcada por casos de discriminación contra las mujeres. Esther Lederberg, Rosalind Franklin, Ida Tacke, Lise Meitner o Chien-Shiung Wu son solo algunos de los nombres invisibilizados en el relato formal, y hoy, aunque hay mayor conciencia al respecto, la situación continúa.
Según datos de la UNESCO, las mujeres constituyen un 28% de los investigadores existentes en el mundo.
En Chile, la cifra aumenta, pero arroja una preocupante baja desde el ingreso a estudios de pregrado (52% son mujeres) hasta quienes se dedican a la investigación (32%).
Es una realidad que provocó la instalación del tema de la igualdad de género dentro de la comunidad. Por eso es que entidades internacionales se han volcado a intentar revertir esta situación. Tal es el caso de la ONU, que en 2016 estableció el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
La prensa especializada también ha hecho su mea culpa, como es el caso de la revista Nature, una de las más prestigiosas del rubro.
En 2012 aceptó las acusaciones de “sexismo” y sesgo en la selección de papers, y mediante una revisión de sus procesos editoriales, llegó a transformarse en una de los principales defensoras de las mujeres en esta área.
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