La Nasa informó que durante la jornada del lunes 24 de febrero de 2020, Katherine Johnson, una de las pioneras matemáticas afroamericanas representadas en la película “Talentos Ocultos” murió a los 101 años.
En una declaración la agencia espacial estadounidense afirmó: “Hoy día celebramos sus 101 años de vida y honramos su legado de excelencia que rompió barreras sociales y raciales”.
Johnson trabajaba en el National Advisory Committee for Aeronautics, o Naca, una segregada unidad computacional que en 1958 pasó a transformarse en el National Aeronautics and Space Administration, o lo que hoy conocemos como Nasa.
Dentro de las facilidades de Naca en Hampton, Virginia, existían letreros que indicaban qué baños podían usar las personas afrodescendientes.
Johnson primero trabajó en programas aeronáuticos para luego pasar a formar parte del Proyecto Mercurio, el primer programa de Estados Unidos para llevar al ser humano al espacio. En 1961 contribuyó al análisis de la trayectoria de la Misión Shepard Freedom 7, la primera en llevar a un hombre estadounidense al espacio.
Katherine también fue conocida por verificar los cálculos de los computadores de la Nasa encargados de planificar la misión para poner a John Glenn en órbita. Esta hazaña la realizó con tanta velocidad que sus colegas comenzaron a llamarla “la computadora humana”.
En un tweet, el administrador de la Nasa, Jim Bridenstine afirmó que “la familia de la Nasa está triste por la muerta de una heroína americana. Su pionero legado nunca será olvidado”.
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En el libro “Talentos Ocultos” (Hidden Figures) de 2016, en el cual se basa la película del mismo título, la autora Margot Lee Shetterly escribió sobre el “cansador e intricado trabajo” de Johnson al momento de resolver complicados problemas matemáticos.
“Katherine se organizaba automáticamente cada vez que llegaba a su escritorio, alimentando pilas de información del porte de guías telefónicas número por número, bloqueando todo menos el laberinto de las ecuaciones de trayectoria”, escribió Shetterly según The Guardian.
El lunes 24 de febrero de 2020, Shetterly aseguró a la prensa asociada que la historia de Johnson es “una luz en la historia de muchas otras personas” y que entregó “una nueva forma de mirar la historia de las mujeres, negros y de Estados Unidos en general”.
Johnson nació en agosto de 1918 en White Sulphur Springs, en West Virginia, Estados Unidos. Ya que el pequeño pueblo no contaba con escuelas para afroamericanos más allá del octavo grado, su padre envió a Johnson y a sus hermanos al Instituto de West Virginia para que tuvieran una educación más completa.
Se graduó de la Universidad de West Virginia y enseñó en escuelas públicas para negros antes de volverse una de los tres estudiantes afroamericanos en integrarse en las escuelas de graduados del estado en 1939.
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Se unió a la Naca en 1952 junto a sus compañeras Dorothy Vaughan, Mary Jackson y la doctora Christine Darden. Su historia de superación frente a la discriminación racial y de género al momento de querer integrarse a las funciones de la Nasa fue ampliamente ignorada antes de que la nominada película de Theodore Melfi se estrenara en 2017. En pantalla Johnson fue interpretada por Taraji P. Henson.
Johnson trabajó en programas espaciales hasta 1986. Pasó su retiro promoviendo entre estudiantes los campos de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
La espectacular científica consideraba que su trabajo en la misión lunar del Apollo fue una de sus mayores contribuciones a la exploración espacial, y en una entrevista realizada por la Nasa el 2008 confesó que en los tiempos en que trabajó en dicho proyecto “no tuvo tiempo para preocuparse” de la misoginia y el racismo.
“Mi padre nos enseñó: ‘ustedes son tan buenos como cualquier otra persona de éste pueblo, pero no son mejores’. No tengo ningún sentimiento de inferioridad. Nunca lo he tenido. Soy tan buena como cualquier otro, pero no mejor”, aseguró Johnson en aquella ocasión.
En 2015 Barack Obama la premió con la Medalla Presidencial de la Libertad. En noviembre de 2019 fue elegida para recibir la Medalla de Oro Congresional, el honor más grande que le puede entregar el Congreso a un civil en Estados Unidos.
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