En el primer episodio de la segunda temporada de Black Mirror cuentan la historia de una joven que pierde a su novio y, posteriormente, se comunica con él mediante inteligencia artificial, todo con el objetivo de afrontar mejor su pérdida.
Recientemente, Microsoft se planteó el desarrollo de una tecnología de estas características. Con los chatbots, que cuentan con inteligencia artificial (IA), sería posible una conversación con personas fallecidas que incluirían texto y también voz. Sin embargo, todo quedó en nada, ya que la empresa se negó a seguir con un proyecto así, por considerarlo perturbador.
El programador chileno Sebastián Findling señala que los chatbots se ocupan hace años. “Esa tecnología está presente entre nosotros hace bastante tiempo, sin embargo, no se había usado con esos propósitos. Por el momento, los chatbots más conocidos con texto y voz son los asistentes de Google, Amazon o Apple”, explica.
¿Cómo era el proyecto de Microsoft?
Según lo que había adelantado la compañía, que igualmente patentó esta tecnología, estos chatbots serían construidos en base a una compilación de datos del fallecido, tales como fotos, videos, registros de voz, correos electrónicos y publicaciones en redes sociales.
Con esto, se construiría una suerte de avatar del individuo, el cual podría emular su personalidad, voz y modo de escritura, lo que a fin de cuentas, permitiría entablar una conversación fluida con aquella persona. Pero, ¿cómo se llega a simular la voz humana?
Para Sebastián Findling, el desarrollo de esta tecnología, por el momento, resulta complejo. “La simulación de voz es algo que se viene haciendo desde hace años y la podemos ver actualmente en asistentes virtuales como Siri o Alexa. Sin embargo, ninguna ha podido parecerse 100 % a la voz humana. En este caso, para realizar un proyecto como el de Microsoft sería necesario recurrir a una gran cantidad de grabaciones del fallecido, para poder recrear fielmente su modo de hablar”, señala el programador chileno.
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Los usos de esta tecnología
La patente registrada por la empresa norteamericana contempla que, mediante el uso de chatbots, las personas fallecidas que serán representadas artificialmente pueden ser familiares, amigos o conocidos del usuario, así como también pueden ser celebridades, personajes de ficción o figuras históricas.
En este sentido, en la actualidad ya se han visto ejemplos de famosos que han vuelto a la vida gracias a los deepfakes. Uno de los más recientes fue el realizado en España, que revivió a la actriz Lola Flores para una publicidad. En este video, se puede ver cómo lograron trasladar su rostro y su voz a otra actriz.
“Estas tecnologías suelen crearse sin un desafío concreto. Estos suelen ir surgiendo una vez que la tecnología está lista. Un avance como este se podría usar, por ejemplo, en educación, para ayudar a niños con espectro autista, o para humanizar más a los asistentes virtuales”, comenta Sebastián Findling.
El factor ético
La decisión de Microsoft para frenar este proyecto pasó únicamente por factores éticos. Sin embargo, este tema es muy subjetivo, ya que es posible que algunas personas sí deseen “revivir” a sus muertos, tal como ocurrió con una madre coreana, que en 2020 pudo reencontrarse con su hija fallecida gracias al desarrollo de un modelo en 3D de su pequeña.
“La ciencia está llena de dilemas éticos. Si se trata de tu pariente y emocionalmente estás preparado para revivirlo virtualmente, no creo que estés causando ningún daño. Lo que sí es preocupante, es la privacidad de la información que entregarías al conversar con la persona fallecida. ¿Te imaginas contarle a tu hermano fallecido que terminaste con tu pareja, para después comenzar a ver anuncios de sitios de citas? Eso sería perturbador”, opina Sebastián Findling.
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