Los plásticos dejan hasta 15 sustancias químicas en el estómago de aves marinas

Las marinas son consideradas el grupo de aves más amenazado en la actualidad. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el 28% de las 346 especies de aves marinas del planeta se encuentran en peligro y otro 10% de estas especies están catalogadas como “Casi Amenazadas”.

La pesca, la contaminación y la construcción de infraestructura en las costas, son algunas de las causas que dificultan su conservación. Uno de los peligros que las amenaza particularmente son los plásticos: conviven con este material en su estómago por años, ya que muchas veces lo confunden con alimento. Si bien, en el caso de los fulmares eliminan el 75% del plástico por excreción, lo vuelven a ingerir una y otra vez al alimentarse.

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Un reciente estudio afirmó que aunque logran desecharlos, diversas sustancias químicas permanecen en el organismo de las aves marinas. La investigación, que fue publicada en la revista científica Frontiers, constató que el plástico desprende hasta 15 sustancias químicas en su estómago. Entre ellas, hay plastificantes, antioxidantes, estabilizadores de radiación ultravioleta, retardantes de llama y conservantes.

Otro informe publicado en Current Biology, advirtió que estas sustancias quedan en los estómagos de las aves marinas y posteriormente se desplazan a otros órganos y tejidos.

Plástico en el hábitat

“Las aves son especialmente vulnerables a la contaminación del océano por plásticos”, asegura a Desafío Tierra la doctora en Medicina de la Conservación e investigadora del Centro de Ecología y Sustentabilidad Aplicada (CAPES), Melanie Duclos. Explica que las aves marinas se pueden clasificar en costeras y de alta mar, dependiendo de su comportamiento y costumbres. Por esto, les afectará de forma diferente el plástico según el hábitat. “Pero en general el plástico interfiere en sus áreas de ocupación para la reproducción, refugio y alimentación”.

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Este material afecta los ecosistemas de múltiples formas, dependiendo de la cantidad, tamaño y tipo de plástico. Las principales fuentes de las que provienen los residuos que se encuentran en los océanos, “son derivados de la industria pesquera, del plástico de origen industrial y doméstico“. La especialista afirma que estos plásticos “son capaces de permanecer décadas en los océanos antes de degradarse o bien fragmentarse en partículas más pequeñas”.

Además, los plásticos son capaces de movilizarse a través de las corrientes marinas, generando islas de basura, que son los lugares donde confluyen estas corrientes. Por lo tanto, tienen un altísimo potencial de acumulación en el tiempo “y si a eso le sumamos la creciente demanda en la producción y uso desmedido, podemos ver que es un problema creciente y de importancia global”, dice Duclos.

Plástico en el organismo

Incluso antes de ser ingerido por los animales, el plástico genera diversos problemas, como los enredos de líneas de pesca, redes y otros. Los individuos quedan atrapados en estos elementos, generándoles heridas, amputaciones y hasta la muerte por ahogamiento.

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Cuando las aves marinas lo ingieren -y como no todas son capaces de eliminarlo- llenan sus estómagos de plástico y no de alimento, “generando un déficit nutricional, e incluso muriendo de inanición por la acumulación de los mismos en su interior”, declara la doctora en Medicina de la Conservación.

Esta situación cobra especial relevancia, en los pichones que son alimentado con estos materiales por sus padres, disminuyendo el éxito reproductivo de una población, colonia, etc.

Sobre el escenario, Melanie Duclos expresa que es muy poco alentador, ya que para mejorar o plantear una solución parcial de esta creciente problemática, se necesitan cambios sustanciales en el sistema económico, de producción y de consumo. De igual forma, plantea que hay dos aspectos relevantes para avanzar: la educación y concientización; y en segundo lugar, cambios a nivel político y legislativo, que obliguen a funcionar de manera sostenible.