Cerca de dos tercios de los ríos más largos del mundo han visto su curso ser alterado por los humanos, en forma de represas, reservas y otras formas de ingeniería acuática.
La culpa es en parte un alza en la energía hidráulica, lo que sugiere que hemos estado buscando energías renovables sin pensar en los costos que esta traería para la biodiversidad.
La evaluación global más detallada hasta ahora de ríos de cause libre descubrió que estos se han vuelto cada vez más dificiles de hallar, quedando confinados a regiones remotas en el Ártico, el Amazonas y la cuenca del Congo.
Un equipo internacional pasó una década analizando más de 300 mil ríos en fuentes de datos de causes, incluyendo una localización manual de 25 mil represas a través de imágenes satelitales.
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De los 246 ríos que tienen mil o más kilómetros de extensión, solo 90 tienen una corriente libre. Ocho de estos están ubicados en el Amazonas.
El gran culpable de esto ha sido la interrupción de ríos como principal fuente de generación de electricidad, una estrategia que China y otros países asiáticos han perseguido. Aumentos en la energía hidráulica se esperan en el Amazonas y en la península de los Balcanes.
“La construcción de represas es la principal razón de la porque la conectividad entre ríos ha ido declinando en todo el mundo, con consecuencias negativas para la salud de los causes”, afirma Günther Grill de la Universidad de McGill, autor del estudio para The New Scientist.
Los humanos han interrumpido y desviado el curso de los ríos construyendo aproximadamente 2,8 millones de represas.
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Grill afirma que deberíamos preocuparnos de los ríos de cause libre debido a los servicios que entregan a la vida humana y salvaje, permitiendo el intercambio de nutrientes, tierra fertil y especies.
“Están entre los hábitats más biodiversos del mundo, pero debido a su relativamente pequeño tamaño son muy frágiles a las alteraciones humanas“, concluye.
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