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Es casi increíble. Pero según publica la revista Science, un grupo de investigadores encontró, léelo bien, 1,9 millones trozos de microplásticos en una superficie de 3 metros cuadrados, en la inmensidad del Mar Mediterráneo.
Te lo hemos contado. 10 millones de toneladas de plástico son arrojadas al mar todos los años. Eso ha provocado a cientos de campañas por intentar reducir el consumo de plásticos de un solo uso, eliminando el uso de bolsas plásticas y bombillas.
Sin embargo, estas medidas atacan principalmente a los residuos superficiales. Los cuales se estima equivalen a solo el 1% de toda la contaminación por polímeros en los océanos. El 99% restante, se concentra en el fondo marino.
“360 millones de toneladas de plástico fueron producidas en el año 2018. El plástico que llega al océano lo hace principalmente a través de los ríos, las playas, los vertederos cercanos a los bordes costeros, las rutas de navegación, la pesquería y la acuicultura”, aseguró Camila Ahrendt, bióloga marina y directora científica de Plastic Oceans para Latinoamérica.
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“Mucho del plástico que navega en las aguas del océano se hundirá en algún momento. Esto provoca que los organismos que necesitan asentarse en un sustrato, es decir, “pegarse” a algo, para poder crecer y desarrollarse en sus primeras etapas de vida, o de por vida, usan al plástico para este fin”, agregó Ahrendt.
La experta apunta que “a medida que los organismos asentados van creciendo, aumentan su peso y provocan que el plástico se hunda. El plástico también se puede hundir por su propia composición, es decir, debido a la alta densidad con respecto al agua de mar”
“Otra opción es cuando un plástico se rompe, es más fácil que se llene de agua, provocando el hundimiento a los fondos oceánicos, los cuáles se encuentran con una alta cantidad de grandes plásticos (macroplásticos) o plásticos de pequeño tamaño (microplásticos)”, añadió.
Plásticos de un sólo uso (o desechables) fueron encontrados el año 2019 en el abismo Challenger. El punto más profundo del océano, situado en la Fosa de las Marianas. Alrededor de 11 mil metros de profundidad.
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“Si consideramos que según la Administración Nacional de Océanos y Atmósferas (NOAA), alrededor de un 80% de todo el océano aún no ha sido cartografiado o “mapeado”, tenemos una urgencia por descubrir los efectos del plástico en el fondo oceánico, la interacción con la fauna y las corrientes marinas profunda”, agregó la especialista de Plastic Oceans.
En el estudio, los expertos recolectaron muestras del sedimento del fondo del Mar Tirreno, ubicado cerca de las costas de Italia, antes de extraer y analizar el plástico de su interior. Luego, estudiando las corrientes del fondo del mar y la oceanografía del sector, el equipo logró demostrar cómo los flujos de agua distribuyen los microplásticos del fondo marino.
Estos “hotspots de microplástico” se producen cuando las corrientes del fondo marino concentran grandes cantidades de polímeros en acumulaciones de sedimento; transformándose en el paralelo abisal de las “islas de basura” que flotan a mar abierto.
Casi todos los residuos descubiertos provenían de pequeñas fibras de ropa. Estas pueden llegar fácilmente al mar si no son correctamente filtradas en las plantas de tratamientos de aguas servidas.
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Junto con los microplásticos, las corrientes también atrapan agua oxigenada y nutrientes, lo que se traduce en que diferentes ecosistemas del lecho marino están absorbiendo estos plásticos y transmitiéndolos a través de la cadena alimenticia.
“El plástico no debe estar en el océano, porque la naturaleza no tiene respuestas para este material. Por lo tanto, se necesitan esfuerzos conjuntos y concretos en distintas áreas de la ciudadanía global”, concluyó la directora de Plastic Oceans Latinoamérica.
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