Las “Ondas de Rogue” son un tipo de ondulaciones que ocurren cuando muchas de éstas se encuentran en un lugar del espacio al mismo tiempo y, con una probabilidad muy baja, se suman repentinamente, dando lugar una gran ola. “Este fenómeno tiene gran amplitud y extremadamente baja probabilidad de ocurrencia”, señala a Futuro 360 el académico del Departamento de Física de la Universidad de Chile, Rodrigo Vicencio.
Él es el líder de un equipo de investigadores de la Universidad de Chile y del Instituto Milenio Miro que descubrieron un tipo de ondas, presentes en distintos fenómenos de la naturaleza, que pueden causar distorsiones en las fibras ópticas.
Se trata de estas “Ondas de Rogue” que se manifiestan en los océanos y en sistemas eléctricos. Vicencio señala que el avistamiento de estas ocurre en el mar y ahí es donde se generan los daños más visibles, por ejemplo, cuando una ola gigante pueda golpear un barco. Pero también se genera en los sistemas ópticos, donde uno tiene láser con mucha potencia. “La mezcla también pueden generar peak de ondas muy grandes que dañen los componentes internos de los láser. Ahí es donde uno podría tener daños a nivel más tecnológico, siempre y cuando la potencia sea alta, eso es súper importante y eso no ocurre en todos los aparatos que tenemos a diario, por ejemplo el televisor”, explica el investigador.
La investigación nació del estudio de rayos fotónicos o redes fotónicas, en donde estudiaron cómo las diferentes fibras ópticas pueden intercambiar energía entre sí. Para ello, utilizaron cristales fotónicos fabricados en Alemania y que fueron analizados en los laboratorios de la Universidad de Chile entre el 2019 y 2020. Además se utilizaron técnicas computacionales de simulación de las ecuaciones que rigen la forma en que viaja la luz en estos arreglos.
El académico del Departamento de Física explica que “cuando lo estudiamos, empezamos a jugar un poquito con las configuraciones de su ramillete y nos dimos cuenta que emergían en esos sistemas ondas que tenían muy grande amplitud y baja probabilidad. Con eso realmente inició el estudio”.
Agrega que con anterioridad ya habían trabajado en algunos materiales ópticos, “pero ahora queríamos probarlo en otro sistema óptico que son los que estamos estudiando y fabricando actualmente. Ahí nos interesaba saber si estas ondas se producían o no y descubrimos que sí”, explica.
Rodrigo Vicencio enfatiza en que las fibras ópticas que usamos para el internet de la casa no tienen este tipo de vibración porque son potencialmente bajas. “Si bien uno podría observar fenomenología de este tipo, no alcanza a destruir la fibra óptica ni los aparatos de recepción. Pero hay otros sistemas de comunicación en donde uno necesita mandar, por ejemplo, un pulso por distancias más larga y no tiene forma de amplificar esta señal entre medio. Ahí uno tiene que usar ondas de gran amplitud – eso es lo que uno llama solitón – y en ese contexto sí podrían ocurrir estos daños”, señala.
A ello, el investigador agrega que “dependiendo de a aplicación de la fibra óptica que uno use, podrían emerger estas ‘Ondas de Rogue’. Entonces la implicancia no es muy relevante, pero quién sabe si a veces las fallas de internet que se producen, pueden ser por este tipo de generación de ondulaciones de gran amplitud que hacen como un chispazo”.
En este trabajo también participaron Danilo Rivas, del Instituto Milenio Miro, y Alexander Szameit del Institute for Physics, University of Rostock de Alemania. La investigación titulada “Ondas Extremas en redes fotónicas 1D desordenadas” será publicada en la revista Scentific Reports.
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