Innovación chilena: Así es la cápsula anti COVID-19 que busca evitar contagios

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Es el resultado de la colaboración. Un trabajo multidisciplinario fue la clave para una innovadora solución chilena, que se ha convertido en una gran ayuda para el personal médico durante la pandemia.

La idea se originó en Valparaíso. Porque desde la unidad de cuidados intensivos del Hospital Carlos van Buren, realizaban constantemente el procedimiento necesario para cuando un paciente crítico de COVID-19 comienza a mostrar indicios de recuperación, deja de utilizar el ventilador mecánico. En ese momento, se deben extubar, es decir, proceder a sacar el aparato del cuerpo.

La maniobra requiere que el individuo esté consciente. Las molestias propias de la operación producen un reflejo involuntario, donde se expulsan descontroladamente “gotitas” o aerosoles contaminados al aire, a los que se ven expuestos los médicos y enfermeros.

Había que hacer algo. La profesora de arquitectura de la Universidad Federico Santa María Cirano, junto al ingeniero Domingo González, tomaron el desafío y se lanzaron a construir una solución que pudiese cubrir al paciente y mantener al personal de la extubación fuera del alcance de los aerosoles.

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Empezaron a indagar en la red y encontraron cajas transparentes de plástico con una funcionalidad similar, pero que tenían intersticios que, a la hora de tratar con el coronavirus, podrían generar problemas con el aislamiento total del virus.

Luego de mucho ensayo y entusiasmo -y de seguir los consejos prácticos del Hospital van Buren- afinaron sus prototipos, hasta dar con una cápsula de acrílico hermética y segura, que cumplía con la funcionalidad requerida a cabalidad.

“La cápsula se hizo de acrílico, con la mejor visibilidad posible para las personas que estuvieran interactuando en el procedimiento. A la vez, le colocamos unas lamas -esas gomas o cortinas de PVC típicas de los frigoríficos- para que protegieran el torso y así dejar encapsulado todos los aerosoles”, relata González a Futuro 360.

“También le agregamos lamas en las partes donde se ingresan las manos. Pasamos de colocarle tornillos a llegar a fabricarla con inserciones CNC o ranuras especiales en las cuales las planchas se insertan. De esta forma, no se dejan espacios para que escapen las ‘gotitas’. Es lo más confinado posible”, añade el ingeniero, que, con su empresa Eproic, se encargaron de producir los cubículos.

El diseño resultó tan efectivo que se propusieron ponerlo a disposición de toda la red nacional. Clave en esa etapa fue la ingeniera en ejecución en informática Barbarita Lara, quien coordinó la articulación de la idea con la industria.

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“Empecé a hacer difusión, porque lo que interesaba era poder hacerlo a escala y llegar a todos los hospitales. Mi misión fue ver y conectar a los interesados en ayudar. Muchas veces hay ideas muy buenas, pero no tienen el apoyo de la industria”, señala Lara. Así, llegaron a la Asociación de Proveedores Industriales de la Minería (Aprimin), quienes aportaron con recursos, distribución y logística.

“Ya tenemos 50 cápsulas que están entregadas y estamos generando más de 80 nuevas, para seguir distribuyendo. Tenemos cubierta la Región de Valparaíso. Ya se entregaron todas las de la zona norte y se están terminando de entregar las de la zona sur. Queremos cubrir todo el país”, agrega con orgullo la joven ingeniera, que en 2018 fue incluida en la lista mundial de innovadores sub 35 del prestigioso MIT de Boston, en Estados Unidos.

Y ojo, porque, para masificar aún más el invento, el equipo decidió liberar los planos de la cápsula al dominio público, donde ya han recibido solicitudes de replicación desde República Dominicana, Estados Unidos, Colombia y Centroamérica.

“Si nosotros podemos ayudar a contener el virus y a proteger al personal médico, nos sentimos muy orgullosos. Y, sobre todo, de demostrar cómo el trabajo colaborativo e interdisciplinario puede hacer que existan soluciones muy efectivas”, concluye Lara en conversación con Futuro 360.

Revisa la nota hecha por Chilevision Noticias y CNN Chile.