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(CNN) — El doctor Scott Atlas, miembro del grupo de trabajo de la Casa Blanca sobre coronavirus, respondió este lunes a un informe que afirmaba que es un defensor de una estrategia de “inmunidad colectiva” para combatir el COVID-19. “Nunca he abogado por esa estrategia”, dijo Atlas, en una conferencia de prensa, en Florida.
Tal enfoque, similar al que se siguió en Suecia, significaría que muchas personas en todo el país tendrían que enfermarse de COVID-19 para desarrollar una inmunidad natural en todas las comunidades. A medida que el virus se propaga y enferma a las personas, muchas podrían morir en el proceso.
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Atlas negó explícitamente que esté impulsando una estrategia de inmunidad colectiva, pero un funcionario del Gobierno le dijo a CNN que todas las políticas que Atlas ha impulsado están en la línea de una estrategia de inmunidad colectiva.
Atlas ha rechazado la necesidad de pruebas comunitarias generalizadas, argumentando que la administración Trump debería enfocarse casi exclusivamente en proteger y evaluar a las poblaciones de ancianos mientras presiona para que el resto de la economía vuelva a la normalidad, indicó este funcionario. “Todo lo que dice y hace apunta a la inmunidad colectiva“, aseguró el alto funcionario de la administración.
Aproximadamente 2 millones de estadounidenses podrían morir en un esfuerzo por lograr la inmunidad colectiva al coronavirus, afirmó el lunes la doctora Leana Wen, médica de emergencias y analista médica de CNN, y dijo que tiene “grandes preocupaciones” acerca de un enfoque de inmunidad colectiva y que aún se desconoce cuánto tiempo podría durar la inmunidad al COVID-19.
“Si estamos esperando hasta que entre el 60% y el 80% de las personas lo tengan, estamos hablando de que más de 200 millones de estadounidenses se contagiarían, y con una tasa de mortalidad del 1%, digamos, son 2 millones de estadounidenses los que morirían en este esfuerzo por tratar de obtener inmunidad colectiva”, señaló Wen. “Esas son muertes evitables de nuestros seres queridos que simplemente no podemos permitir que sucedan bajo nuestra supervisión”.
Maria Van Kerkhove, líder técnica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la respuesta al coronavirus, dijo, durante una conferencia de prensa en Ginebra, la semana pasada, que la “inmunidad colectiva” se discute típicamente en el contexto de las vacunas, no como una respuesta a una pandemia.
“Normalmente cuando hablamos de inmunidad colectiva, hablamos de cuánta población necesita vacunarse para tener inmunidad al virus, al patógeno, para que la transmisión ya no se produzca o sea muy difícil para un virus o un patógeno transmitirse entre personas”, explicó Van Kerkhove.
“Si pensamos en la inmunidad colectiva, en el sentido natural de dejar correr un virus, es muy peligroso“, agregó la funcionaria de la OMS. “Eso significa que muchas personas están infectadas, muchas personas necesitarán hospitalizaciones y muchas personas morirán”.
Lo que hizo Suecia
La inmunidad colectiva se refiere a un umbral específico de protección que una determinada población o comunidad debe tener contra una enfermedad infecciosa para mantenerla a raya, y esa protección puede provenir de infecciones previas o de la vacunación, le dijo a CNN, este lunes, el doctor Amesh Adalja, investigador principal del Centro de Seguridad Sanitaria de la Universidad Johns Hopkins.
“Si se ha cruzado un umbral de inmunidad colectiva, es muy difícil que una enfermedad infecciosa pueda encontrar nuevas personas para infectar y mantener la transmisión en esa comunidad“, comentó Adalja, y agregó que cuando se trata de Suecia, “no parece que el umbral de inmunidad colectiva se haya cruzado allí, por lo que sabemos”.
A diferencia de la mayoría de los países, Suecia no entró en cuarentena cuando la pandemia se extendió por Europa, a principios de la primavera. En cambio, se hizo hincapié en la responsabilidad personal, y la mayoría de los bares, escuelas, restaurantes y salones permanecieron abiertos.
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A pesar del enfoque más relajado, solo el 7,3% de las personas en Estocolmo habían desarrollado los anticuerpos necesarios para combatir la enfermedad, a fines de abril, muy por debajo del 70-90% necesario para la inmunidad colectiva.
Ahora el país tiene más de 5.800 muertes por COVID-19, lo que corresponde a aproximadamente 576,38 muertes por millón de habitantes. Hasta ahora, la más reciente muerte por COVID-19 se registró el 23 de agosto. Y, muchas de las críticas en torno a la respuesta de Suecia se han centrado en las altas tasas de mortalidad en los hogares de ancianos.
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