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Encontrar un exoplaneta (planeta similar a la Tierra) potencialmente habitable, no es una tarea sencilla. Orbitar a una distancia temperada de una estrella anfitriona es sólo una de las primeras condiciones que se deben cumplir.
El tamaño y la composición también juegan un rol fundamental; tal y cómo la hacen el nivel de las llamas y la actividad de la estrella que maneje el sistema solar. Y aún si se cumplieran las condiciones, no significaría nada si se encontrara a una distancia inalcanzable.
Pero un sorprendente hallazgo, parece romper todas esas limitantes. Se encuentra sólo a 10,7 años luz de nuestra casa. Esto significa que podría volverse uno de los más estudiados debido a su “cercanía”.
“Estos planetas proveen las mejores posibilidades para ser estudiados en detalle, dándonos posibilidades de comprobar la existencia de vida fuera de nuestro Sistema Solar”, aseguró la astrofísica Sandra Jeffers, miembro de la Universidad de Göttingen en Alemania a ScienceAlert.
La estrella en cuestión se llama Lacaille 9352, o GJ 887. En su órbita, encontraron dos exoplanetas que podrían ser terrestres, es decir, rocosos como la Tierra y Marte. Además, se descubrieron pistas que apuntan a la existencia de un tercer exoplaneta de dicho tipo, orbitando a una distancia mayor; una a la que la temperatura que recibe del sol permite la existencia de agua en la superficie.
Si bien las teorías aún no son concluyentes, el descubrimiento de los otros dos planetas de órbita son suficientes para motivar a los astrónomos a explorar el sistema GJ 887.
La estrella en sí, la cual es de la mitad de la masa del sol, es una enana roja; un tipo de estrella anciana y relativamente fría, que además es el más común de la Vía Láctea.
Hasta el momento hemos encontrado grandes cantidades de exoplanetas orbitando enanas rojas, y debido a que dichas estrellas no son tan calientes como el sol, la zona de temperatura habitable de los planetas es mucho más cercana al astro, de lo que se encuentra la Tierra en el Sistema Solar.
El problema con las enanas rojas es que, en muchas ocasiones, son bastante inestables.Produciendo altas cantidades de radiación estelar y llamaradas, lo que destruye la atmósfera de los planetas cercanos haciéndolos inhabitables.
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Es aquí que GJ 887 resalta. A pesar de ser una enana roja, es increíblemente tranquila y estable; ya que muestra bajos niveles de radiación estelar y su brillo se mantiene algo uniforme. Esto hizo que despertara el interés de los astrónomos que trabajaron en la Encuesta de Puntos Rojos; un proyecto que busca encontrar planetas terrestres cerca de las estrellas rojas.
Como parte de esta investigación, la estrella en cuestión fue estudiada por tres meses usando el telescopio De Alta Precisión Radial y Buscador Rápido de Planetas de la ESO, ubicado en el observatorio La Silla en Chile.
Allí determinaron que por la falta de actividad de llamas de GJ 887, los exoplanetas estudiados podrían haber retenido su atmósfera, y debido a que la luz de la estrella es tan firme, la temperatura se pudo haber mantenido estable al interior de los mundos.
Nuestros instrumentos actuales aún no son capaces de comprobar esto, pero es una de las tareas que se planea resolver con el lanzamiento del Telescopio Espacial James Webb, programado para despegar en 2021. Su sensibilidad le permitiría identificar estos exoplanetas, lo que revolucionaría la ciencia planetaria.
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