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Los últimos meses han estado llenos de malas noticias: el estallido social de Chile, desastrosos incendios forestales en Australia, una pandemia provocada por un nuevo coronavirus, y finalmente la oleada de protestas contra el racismo en Estados Unidos a propósito de la violencia policial.
Las redes sociales han mantenido un sombrío registro de todo en tiempo real. Si cuentas con los medios necesarios, eres capaz de acceder a un poderoso, violento y sobrecogedor flujo de información a través de tu newsfeed.
Esto puede conducir a una fatiga del feed, una condición recientemente acuñada dentro de una lista síntomas sicológicos relacionados con la ansiedad.
Pero la fatiga es algo que nos acompaña en estos tiempos de sobrecogimiento. Podemos identificar la fatiga de compasión que a veces experimentan los socorristas que se sienten desconectados del sufrimiento de los demás después de verse expuestos a tragedias.
También existe la fatiga apocalíptica, un término usado por activistas del cambio climático para describir a las personas que evitan conversar al respecto o buscar soluciones, debido a que se ven abrumados por los peligros del calentamiento global.
Con la crisis de la pandemia afectando a personas y el hecho de que la misma OMS hablara de la infodemia para referirse a la epidemia de información, nace la fatiga del feed.
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“Las personas que son más sensibles a ser afectadas por las catástrofes que se están compartiendo hoy en día son aquellas de personalidad paranoide, ansiosa y obsesiva. Para evitar que las redes sociales y los hechos que contienen las afecten fuertemente, es importante limitar los espacios de consumo de las redes sociales”, Paulina Pérez, psicóloga clínica de Vidaintegra.
Cuando las crisis se toman las redes sociales, el llamado de los especialistas es a desconectarse. Sin embargo, cuando la crisis tiene que ver con el abuso policial o el racismo, alejarse del flujo de información es difícil para los activistas.
Incluso hay expertos que aseguran que desconectarse puede causar daño, un mensaje que resuena a lo largo de las redes sociales: Un post de Instagram que llama a las personas que buscan que sus “feeds vuelvan a la normalidad” a resistir e informarse, ha sido ampliamente compartido en Twitter.
Brandale Mills Cox, investigador de mercados experto en redes sociales, cuenta a Inverse que en muchas ocasiones las redes sociales han ayudado a los movimientos que abogan por cambios a mantenerse con vida e incluso a fortalecerse, influyendo en las decisiones legislativas al respecto.
Además puede funcionar como un importante método de reflexión sobre la tragedia. Al 2017, un estudio de 28 millones de tweets sobre el movimiento Black Lives Matter descubrió que las interacciones en Twitter estaban conectadas a una disminución en la negatividad y el enojo, además de la construcción de una “identidad colectiva”.
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“Los movimientos sociales cuentan generalmente con una identidad, presentando características determinadas, objetivos en común y políticas. Estas causas ganan más tracción en redes sociales que en la calle, generalmente porque la gente no está muy abierta a escuchar las opiniones de otras en espacios públicos abiertos”, agregó la psicóloga.
“Las redes sociales tienen bastantes aspectos positivos. Más aún ahora que estamos en cuarentena. Nos permiten socializar con nuestro círculo cercano a través de videollamadas, y aplicaciones de chat, por lo que si se utilizan con cautela, son herramientas muy útiles”, agregó Pérez.
La especialista recomendó determinar una hora del día para consumir noticias y luego descansar de los hechos, para no estar consumiendo información que en el último periodo, ha sido difícil de digerir.
Malas y falsas noticias
A nivel nacional, los chilenos hemos estado doblemente inundados de información. Desde el estallido social de octubre de 2019 videos de diferentes hechos de violencia se compartieron de forma masiva por Twitter y Facebook.
En esa ocasión, las redes sociales de Chile también se vieron inundadas de fake news, las que se comparten más cuando las personas están alteradas por el constante flujo de “malas noticias”. La precaución frente a la información falsa se hace especialmente relevante hoy en día. La gran cantidad de noticias sobre los avances médicos, investigaciones sobre el virus y nuevos síntomas, pueden fácilmente mezclarse con noticias falsas, confundiendo a las personas y perjudicando las medidas de distanciamiento social. Incluso ha habido casos de intoxicación por consumo de supuestas curas a COVID -19 que son difundidas por redes.
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Pablo Viollier, abogado de la ONG Derechos Digitales, en una entrevista con el medio CCiencia entregó los siguientes consejos para diferenciar de mejor forma la desinformación que ronda en las redes sociales:
“El primero es identificar la fuente. Asegurarse de que provenga de sitios oficiales de las instituciones a cargo del tema en cuestión. Otra es la utilización de la búsqueda de imagen a la inversa, para corroborar si la imagen que se disponen son realmente actuales y que no sean sacadas de contexto. Lo último, es verificar la veracidad de la fuente; es decir, indagar en si la fuente tiene cierto prestigio o credibilidad dentro de los medios y no confiar de sobremanera en sitios que no parecen especializarse en contenido sino que continúan buscando solamente visitas”.
En estos difíciles momentos, siempre es importante mantenerse informado y mantener la comunidad con otras personas. Si bien el contacto físico no es recomendable, estar al tanto de una causa social, que tus cercanos y tú comparten, puede ayudar a tu salud mental, a empatizar con otras personas y a llevar de mejor manera la extrema situación de confinamiento que vivimos.
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