Según un grupo de científicos, una antigua mutación que se propagó a través de los humanos después de la llegada de la cocina puede proteger a las personas contra el alto nivel de azúcar en la sangre y la diabetes.
Investigadores de la University College London (UCL), descubrieron una mutación mientras estudiaban un gen llamado CLTCL1, el cual está fuertemente involucrado en eliminar el azúcar del sistema circulatorio
Aunque cierta cantidad de azúcar sea necesaria en la sangre para entregar energía al cerebro y otros órganos, mucha puede provocar diabetes de tipo 2, la cual hace que el cuerpo pierda la habilidad de controlar cuanta azúcar está circulando.
Los investigadores descubrieron que la mitad de la población mundial cuenta con una mutación que ayuda al cuerpo a limpiar el azúcar del sistema circulatorio más efectivamente que en el pasado.
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Los expertos creen que la forma mutante del gen se volvió común cuando los humanos comenzaron a cocinar hacer cerca de medio millón de años, aunque sospechan que podría haber sido un evento más reciente que despegó con la agricultura alrededor de 12 mil 500 años.
“Cocinar y cocechar significa más azúcar en la dieta, así que necesitabamos limpiarla más rápidamente”, declaró Frances Brodsky, bioquímico que dirigió la investigación para The Guardian. “Este es un ejemplo de la evolución en acción, la cual influencia en el metabolismo humano y viceversa”.
Comparando el ADN humanos junto al de otras variadas especies, los científicos trazaron al gen CLTCL1 hace 500 millones de años atrás, cuando los primeros vertebrados evolucionaron. Desde entonces, diferentes especies han perdido el gen, incluyendo ratones, ovejas y cerdos, sugiriendo que no es importante para todos los organismos.
Pero en el escrito de la revista eLife, los científicos describen cómo los humanos no sólo retienen el gen, sino que también cargan diferentes formas de este, con la variante mutante transformándose en la más popular luego de que la cocina y la agricultura se expandieran por el mundo.
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Matteo Fumagalli, el primer autor del estudio, afirmó que con las dietas modernas altas en carbohidratos, la forma mutante del gen “podría ser ventajosa”. Cuando comemos carbohidratos, estos se transforman en azúcar que circula en la sangre para proveer energía, o almacenado como grasa.
Luego de una comida, el cuerpo responde al aumento de azúcar en la sangre abriendo pequeños poros en las membranas de los músculos y tejido adiposo para permitir que el azúcar ingrese. Estos hoyos son creados por unos “transportadores de glucosa”, los cuales entre comidas son almacenados al interior de los tejidos por una proteína que se fabrica usando el gen CLTCL1.
En el pasado distante, una forma más antigua del gen era más útil para los humanos prehistóricos, debido a que la proteína que fabricaba afirmaba a los transportadores de glucosa firmemente al interior del músculo y grasa, lo que significaba que los niveles de azúcar en la sangre se mantenían altos.
Brodsky, Esto pudo haber sido particularmente útil cuando los humanos estaban desarrollando sus grandes y complejos cerebros.
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Pero la llegada de la cocina y la agricultura significó que los humanos gradualmente añadieran más azúcar en su dieta. Esto favoreció a la nueva mutación que codifica una proteína que es menos efectiva al mantener a los transportadores de glucosa arropados al interior del músculo y la grasa. Como resultado, más azúcar fluye al interior de los tejidos y los niveles de glucosa en la sangre caen.
“Sabemos, producto de diferentes estudios de células, que la nueva variante conduce a una limpieza del azúcar mayor que la antigua. Es un efecto medible“, concluyó Brodsky.
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