Un nuevo tipo de ojo artificial, que fue construido combinando sensores de luz electrónicos con redes neuronales en un solo pequeño chip, puede reconocer lo que estás viendo en cosa de nanosegundos, más rápido que cualquier otro sensor de imagen existente.

Dicho avance es importante, ya que la visión es integral en muchas aplicaciones de la Inteligencia Artificial (I.A.), desde autos que se conducen sólos, pasando por robots industriales hasta sensores inteligentes que actúan como nuestros ojos a distancia.

Las máquinas han avanzado mucho al momento de responder frente a un estímulo visual, pero la mayoría de los softwares de reconocimiento de imágenes necesitan un gran poder computacional para funcionar.

Parte del problema es un cuello de botella en el corazón de los sensores tradicionales, los cuales capturan una gran cantidad de información visual, sin importar si es o no útil para ser clasificada como imagen. Filtrar toda esa información puede alentar las cosas.

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Un sensor que captura y procesa las imágenes al mismo tiempo sin convertir o perder datos hace que el reconocimiento de imágenes funcione mucho más rápido usando mucho menos poder. El diseño, publicado en Nature today por investigadores del Institute of Photonics de Vienna, Austria, imita la forma en que los animales “pre-procesan” la información visual antes de transmitirla al cerebro.

El equipo construyó el chip con una lámina de tungsteno diseleniuro de un grosor atómico, grabada con diodos sensibles a la luz. Luego construyeron un circuito para formar una red neuronal.

El material con el cual construyeron el chip le entrega sus propiedades eléctricas únicas para que la fotosensibilidad de los diodos (los pequeños nudos dentro de la conexión) puedan ser sacudidos de forma externa.

Esto significa que la red podría ser entrenada para clasificar información visual ajustando la sensibilidad de los diodos hasta obtener la respuesta adecuada. De ésta forma, los chip inteligentes fueron entrenados para reconocer versiones estilizadas y pixeladas de las letras n,v y z.

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Éste nuevo sensor es sólo otro emocionante pasado en el camino para comenzar a incluir la IA dentro de las máquinas, haciéndolas más rápidas y eficientes. Pero aún queda un amplio camino por recorrer.

Para comenzar, el ojo sólo consiste de 27 detectores y no puede procesar más que imágenes pixeladas de 3×3. Aún así, y a pesar de lo pequeño que es, el chip puede realizar múltiples tareas básicas de aprendizaje mecánico (machine-learning), incluyendo clasificar y tanto codificación como decodificación de cartas.

Según el MIT Technology Review, los investigadores aseguran que llevar dichas redes neuronales a una escala industrial sería sencillo.

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