Las olas son movimientos ondulatorios, oscilaciones periódicas de la superficie del mar. Están formadas por crestas y depresiones que se desplazan horizontalmente. Cuando se habla del oleaje, se hace alusión a un fenómeno producido por el viento, observable sobre la superficie del agua y que juega un rol muy importante en la modificación de la línea costera.
Cuando en diciembre pasado, se realizó la búsqueda del avión C-130 Hércules de la Fuerza Aérea -que cayó tras despegar desde Punta Arenas rumbo a la Antártica- se informó que el rastreo era difícil, debido a las olas de hasta seis metros que se registraban en el Mar de Drake. Según una reciente investigación, los eventos extremos de oleaje mayores de ocho metros de altura se han producido 130 veces en solo 20 años, en un área de mar abierto a la salida occidental del Estrecho de Magallanes.
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Ese y otro inéditos datos obtenidos por mediciones satelitales de alta resolución, quedaron plasmadas en el informe “Viento y altura de las olas en dos décadas de registros de altímetro en la costa chilena”. En el documento, también se explica que el viento y el oleaje han aumentado entre los años 1993 a 2012 en un metro por segundo cada diez años y en 20 centímetros por década, respectivamente.
Dentro de los elementos más llamativos que arrojó la investigación, está la cantidad de eventos extremos encontrados, en el caso de Valparaíso han ocurrido 139 sobre los 4,66 metros, lo que se puede relacionar con que la Armada entrega alertas preventivas cuando se alcanzan los cuatro metros de ese puerto. En el caso de Iquique, se registraron 189 eventos sobre los 3,67 metros.
Cambios significativos
Los antecedentes del estudio son relevantes no solo por la seguridad de las personas en la costa, sino que también para proyectos de energía eólica o marina. De igual forma, para la circulación costera, el transporte de sedimentos y para la infraestructura del sector.
Dentro de las conclusiones del informe, se establece que “tanto las distribuciones significativas de altura de ola como de magnitud de viento, experimentaron cambios significativos durante las últimas dos décadas, y también que su comportamiento no es uniforme a lo largo de la costa chilena”.
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También se da cuenta, que los cambios son diferentes si se miden en las zonas marítimas norte, centro y sur frente a las costas de Chile. Así como el oleaje ha aumentado más en el área sur, también hay una subida importante en el norte, mientras que en el centro casi se ha mantenido, incluso bajando levemente.
El aumento más relevante del oleaje sureño se produjo en verano, mientras que en el norte, la subida mayor es en otoño e invierno con una baja en verano. En tanto en la zona centro, las olas alcanzan en verano los 2,5 metros en su límite con el área sur, mientras que esa altura se logra en su límite con el sector norte en invierno.
Una de las conclusiones es que el oleaje en toda la costa chilena es muy dispar en verano, pues las olas aumentan en el sur mientras que en el norte disminuyen.
Los vientos en la costa también aumentaron en estas dos décadas en Chile, con velocidades de hasta 20 metros por segundo en el sur y mínimos de 10 metros por segundo en el norte.
En este último sector, el viento aumentó de otoño a primavera, especialmente en el área más cercana a la costa. Mientras que en el sur subió en verano y otoño. En cuanto a la zona central, no hubieron variaciones relevantes, pues solo alcanzó una leve baja en primavera y una pequeña alza en invierno.
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