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Dormir con una pareja “impone-conlleva” compartir frazadas, ajustar los tiempos de sueño y cambiar los horarios en los que uno despierta. Una investigación sugiere que los desafíos de compartir una cama valen la pena, especialmente, al momento de cerrar los ojos.
12 parejas heterosexuales quienes se han mantenido juntos en promedio de 23,5 años, fueron la muestra para científicos que concluyeron que dormir en pareja, estaba enlazado a un aumento del 10% en el sueño REM en comparación a descansar solo.
“El sueño REM es la principal fase del sueño, donde ocurre la actividad onírica, es decir, los sueños. La sigla proviene de su significado en inglés, que se traduce a ‘movimientos oculares rápidos’”, explica Evelyn Benavides, neuróloga de la Clínica Vespucio.
“El proceso biológico en esta fase del sueño, a la que entremos unas 4 a 5 veces por noche, se traduce a una actividad eléctrica bastante similar a estar despierto pero sin contar con el tono muscular. Los únicos músculos que funcionan son los oculares, el diafragma y el oído medio, razón de la por qué podemos despertar en ella”, agrega la especialista.
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Benavides asegura que en esta fase, que debe ocupar entre un 20 a un 25% del total de la noche, ocurren procesos de consolidación de la memoria, en los cuales logramos integrar lo que aprendimos durante el día. Además, se producen fenómenos antiinflamatorios y de limpieza de las células cerebrales, las cuales al igual que todas, producen desechos producto de sus funciones metabólicas naturales.
El experimento
Las noches del estudio no fueron particularmente tranquilas: las parejas se movieron bastante cuando durmieron juntas en comparación a las personas que durmieron solas. Pero a pesar de este enredo, todos los sujetos durmieron aproximadamente la misma cantidad de horas. Cuando las parejas fueron separadas, pasaron el 36,6% de la noche moviéndose entre las etapas del sueño. Esto no es de extrañar, ya que todos los humanos pasamos por diferentes etapas oníricas en nuestro descanso. Lo sorprendente que este cambio de etapas, aumentó un 49,9% cuando los “solitarios” durmieron acompañados.
El estudio fue publicado en Frontiers in Psychiatry, estuvo a cargo de Henning Johannes Drews, investigador del Centro de Psiquiatría Integrativa de Alemania. El experto explicó que los hallazgos, contradicen el conocimiento convencional e investigaciones previas sobre los efectos de dormir con un compañero.
“Existe, incluso en la comunidad médica, la noción que quienes aseguran dormir con una pareja están equivocadas, ya que objetivamente, el sueño es más interrumpido. Sin embargo, quisiera que la comunidad olvide esa noción y que no tengan ningún miedo de dormir acompañado. Hacerlo podrìa incluso a mejorar tu estabilización del sueño REM”, aseguró Drews a Inverse.
Una noche en el laboratorio del sueño
Este estudio demostró las ventajas de dormir en pareja a través de la polisomnografía; un tipo de estudio que registra las ondas cerebrales, movimientos y los niveles de oxígeno en la sangre. Es por esto que las parejas debieron dormir en un laboratorio, siendo monitoreados por científicos.
Fueron cuatro noches, a lo largo de dos fines de semana. En uno de ellos durmieron en cuartos separados con camas individuales; al siguiente durmieron en un solo cuarto con dos camas puestas una al lado de otra.
Cuando las parejas durmieron juntas, aseguraron que la calidad de su sueño mejoró. Aún así, los científicos no encontraron diferencias significativas en los registros de horas totales, o de cuánto se demoraron en quedarse dormidos. Sin embargo, descubrieron un aumento en la cantidad de sueño REM, además de la arquitectura del mismo.
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Cuando descansaron en pareja, produjeron un promedio de 5,4 disrupciones REM durante la noche. Separados, registraron 8,5 disrupciones. La diferencia se traduce en que en el primer caso, los periodos de sueño REM fueron más largos e ininterrumpidos; generalmente durando 22 minutos, en comparación a cuando descansaron solos con un sueño REM de 13,4 minutos.
Para el fenómeno, Drew tiene dos explicaciones. La primera es puramente biológica, ya que cuando el cuerpo entra en la fase de sueño REM su habilidad para regular la temperatura se ve afectada. Un compañero de cama podría ayudar a mantener la temperatura estable, mejorando la calidad del sueño.
La segunda es psicológica. Una pareja podría hacernos sentir más seguros. “El sueño REM es de hecho interrumpido por los procesos de estrés psicológico. Por lo que relajarnos en ambientes más seguros aumenta los niveles de sueño REM. La presencia de un compañero podría ayudarnos a crear dicha zona de confort”, agrega Drew.
Sueños sincronizados
Uno de los resultados más sorprendentes, fue el surgimiento de una sincronización en los patrones del sueño de las parejas. Por una parte, se podría afirmar que ésto ocurre debido a que los sujetos comparten un horario de sueño y uno para despertarse a lo largo de la noche, causando que las fases del sueño se acoplen.
Pero incluso excluyendo los incidentes en cuando despertaron, descubriendo que el 47,5% de los siglos de los sujetos (pequeños trozos de tiempo al interior del estudio del sueño, que permitió a los científicos comparar las etapas del proceso) estaban sincronizados con el de su pareja.
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Drew sugiere que ésto depende de la profundidad de la relación de la pareja, la que podría explicar dicha sincronización. El estudio apunta que tener una relación fuerte estuvo fuertemente relacionado con el fenómeno; aunque la conclusión es solo una tendencia que aún no es confirmada.
Finalmente sugieren que compartir una cama no tiene por qué significar una mala noche de sueño. En algunos casos, podrías incluso dormir mejor de lo que esperabas ¿Concuerdas?
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