Desde hace muchos años que durante las carreras de caballos se usan látigos o fustas para golpear a estos animales. Durante solo una de estas competencias pueden llegar a ser azotados entre 15 y 20 veces aproximadamente.
Una nueva investigación de la Universidad de Sídney demostró que no hay una gran diferencia en la manera en que los caballos y los humanos experimentan dolor tras ser golpeados por uno de estos elementos.
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Los investigadores de la Escuela de Ciencias Veterinarias de dicha casa de estudios manifestaron que, pese a que estos animales poseen una capa gruesa de tejido en la superficie de la piel, no sería lo suficientemente resistente para protegerlos de este tipo de dolor externo.
Para llegar a este resultado, compararon la estructura de la piel, y los nervios presentes en ella, de 10 humanos muertos y de 20 caballos de pura sangre que habían sido sacrificados previamente. A través de muestras microscópicas analizaron sus diferentes estructuras.
“La capa epidérmica superficial sensible al dolor de la piel del caballo está tan ricamente inervada y tiene un grosor equivalente al de la piel humana, lo que demuestra que los seres humanos y los caballos tienen estructuras anatómicas clave equivalentes para detectar el dolor cutáneo”, sostuvo el estudio.
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Una investigación previa ya había demostrado que azotar a estos animales durante una carrera no mejora la resistencia, el tiempo, ni la dirección de un pura sangre.
“Este hallazgo desafía las suposiciones sobre la capacidad física de los caballos para sentir dolor, particularmente en comparación con los humanos, y presenta evidencia física para informar la discusión y el debate sobre la ética de azotarlos”, recalcó el equipo investigativo en el estudio publicado en la revista Animals.
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