Para combatir el cambio climático la humanidad tiene que afrontar grande problemáticas, como producir energía sustentable y desarrollar un sistemas de comida eficiente. Aún así, con el tiempo, los pequeños cambios hacen la diferencia.
Una reciente investigación presentada en la Conferencia de Nutrición de Baltimore afirma que si hacemos una pequeña sustitución en nuestras dietas diarias,podemos reducir a la mitad nuestra huella de carbón alimenticia.
Los derivados del metano de la industria ganadera constituyen una gran parte de los gases de invernadero que se acumulan en la atmósfera, y está claro que reducir la demanda de la carne es la respuesta final.
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De origen vegetal o fabricada en laboratorio, los sustitutos de carne están ganando terreno. Pero para aquellas personas que se preocupan por el medio ambiente y no están listas para probar proteína sintética, Diego Rose, doctor en economía de la agricultura, afirma que cada pequeño paso puede marcar la diferencia.
De acuerdo a Rose, un pequeño cambio en una comida puede hacer la diferencia. Por ejemplo, cuando pienses en que almorzar, considera cambiar la carne por pollo. El experto afirma que ese cambio puede reducir en una gran cantidad el impacto de los gases de invernadero relacionados con la comida que producimos por día.
“Una reducción en la huella de carbono producida por comida podría reducirse en un 48% cualquier día que se cambie carnes rojas por pollo“, afirmó Rose para Inverse. “Es una figura diaria, pero se sostendría a lo largo del tiempo si los habitos cambiaran”, agregó.
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Estos pequeños pasos diarios podrían construir un poderoso movimiento. “Cada persona reduciría, si este tipo de cambio se mantuviera durante un año, el equivalente a que un auto deje de conducir 5.955 kilómetros“, continúa Rose. “Creímos que el cambio sería menor, pero nos sorprendió con lo mucho que cambia”.
Las predicciones del experto se basan en un modelo predictivo que desarrolló basado en los hábitos alimenticios de 16 mil 800 estadounidenses.
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