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Un nuevo estudio del Centro Médico Wexner de la Universidad del Estado de Ohio, Estados Unidos, documentó una clara relación entre el cortisol (mejor conocido conocido como “la hormona del estrés”) y los altos niveles de azúcar en personas con diabetes de tipo 2.
“En personas sin enfermedades de base, el cortisol fluctúa naturalmente a lo largo del día, aumentando en la mañana y bajando de noche“, aseguró a EurekaAlert Joshua J. Joseph, doctor en endocrinología y principal autor del texto.
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“Sin embargo, en participantes con diabetes de tipo 2 con perfiles de cortisol más planos a lo largo del día, los niveles de glucosa fueron más alto”, agregó.
Indagaciones previas han demostrado que el estrés y la depresión, son las mayores causas de un perfil plano en cortisol. Estos niveles sostenidos de la hormona del estrés, hacen mucho más difícil controlar el azúcar de la sangre y manejar de mejor manera la enfermedad, razón de la por que las personas que padecen de diabetes tipo 2, deben encontrar formas de reducir el estrés.
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“Comenzamos una nueva investigación sobre cómo las prácticas de relajamiento, pueden reducir los niveles de azúcar en la sangre de quienes padecen esta enfermedad de base“, apuntó Joseph.
La relación de entre niveles de cortisol y glucosa, sólo fue observado en pacientes con diabetes. Sin embargo, el doctor Joseph y su equipo creen que la hormona del estrés probablemente juega un importante rol en la prevención de la diabetes, por lo que siguen ahondando entre el cortisol y el desarrollo de enfermedades de base, e incluso, condiciones cardiovasculares.
Esto se hace aún más importante si consideramos que en Chile, esta epidemia se ha transformado en una patología crítica de Salud Pública, con una prevalencia del 10% de la población con diabetes. Esto se traduce en que hoy, 1 de cada 10 chilenos padece esta condición.
Esta alta cifra está directamente asociada al incremento de los principales factores de riesgo de la enfermedad: el exceso de peso aumentó a 67%; el sedentarismo se mantiene en torno al 89%, eso según los resultados de la Encuesta Nacional de Salud 2003 y 2009-10, respectivamente.
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