Animales mantienen distanciamiento social - (00:57)
De buenas a primeras, la idea de un pez caminando es ridícula. Pero ciertas criaturas híbridas, han jugado un rol fundamental en la evolución del reino animal tal y como lo conocemos hoy. Ahora, una nueva investigación ha demostrado que más peces de los que creemos son capaces de caminar en tierra firme.
Eso nos dice un detallado estudio de los esqueletos de las lochas de montaña asiáticas, los cuales incluyen una especie que ya son conocidos por poder caminar hasta cierto punto, por ejemplo, el ciego y extraño pez “ángel de cueva” (o Cryptotora thamicola).
La clave está en la cintura pélvica (una conexión entre la espina y aleta). El equipo indagó en la estructura ósea de 29 especies diferentes de lochas de montaña, identificando 3 tipos diferentes de formas pélvicas, descubriendo a otras 10 especies que compartían las mismas conexiones en sus huesos que la Cryptotora thamicola.
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“Lo peces, no suelen tener una conexión entre su espina y su aleta pélvica”, asegura Zachary Randall, biólogo del Museo de Historia Natural de Florida, Estados Unidos, para ScienceAlert.
“Pero antes, la noción era que el pez ángel de cueva era completamente único. Lo que es realmente interesante sobre este paper es que demuestra en alto detalle que las cinturas pélvicas robustas son más comunes de lo que pensábamos, al interior de la familia de las lochas de montaña”, agregó.
Los peces ángel de cueva utilizan sus grandes costillas y músculos estabilizadores para moverse de forma “similar a una salamandra”. Hasta la fecha, esta es la única especie de locha de montaña que se haya visto realizando una acción similar a caminar.
Los expertos, creen que su capacidad nace como una adaptación evolutiva a las rápidas corrientes de las cuevas donde habitan para, potencialmente, llegar a flujos ricos en oxígeno a diferencia de otros peces que no pueden hacerlo. Incluso, esta habilidad los ayudaría a subir por cataratas débiles.
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A través de una combinación entre análisis de ADN y tomografías computacionales, se pudo determinar que las habilidades han sido heredadas genéticamente. Las que eran compartidas por otros miembros de la familia de lochas de montaña y que no provenía de un solo lugar.
Todo esto, entrega a los biólogos un árbol genealógico mucho más grande al momento de hablar de “peces caminantes” – y también, un marco de trabajo lo suficientemente finito, para tratar de identificar más de estos animales en el futuro.
El estudio fue publicado en Journal of Morphology.
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