A mediados de los ’70 la probabilidad supervivencia de los niños que nacían con cáncer era de alrededor de 58%.
Hoy más del 80% de los niños con cáncer sobreviven. Este milagro de la medicina ha abierto puertas para que los científicos se pregunten cosas que antes no se preguntaban: ¿Cómo podemos ayudar a estos niños a algún día engendrar?
Después de todo, mientras más niños que nunca están venciendo al cáncer, 30% de estos infantes sobrevivientes de cáncer son infertiles.
Un estudio publicado en la revista Science propone un innovador acercamiento que podría aliviar las preocupaciones de los pacientes de cáncer pediátrico.
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La técnica experimental consiste en guardar tejido testicular inmaduro y células madres espermatogoniales para congelarlos.
Este proceso acaba de mostrar sus primeros resultados: una macaco rhesus llamada Grady.
El tratamiento de quimioterapia y radiación puede dañar la habilidad de un hombre para producir esperma viable, lo cual puede causar una infertilidad permanente.
Esto se evita en el cáncer de personas adultas, ya que se le da la elección a los hombres de preservar criogénicamente su esperma para un uso tardío.
Sin embargo los niños no producen esperma hasta que alcanzan la pubertad. Esto se produce en las células madres testiculares, las cuales son la única esperanza de salvar el material genético del infante.
En el estudio el equipo se enfocó en la segunda opción. Los científicos removieron tejido testicular de 5 macacos inmaduros sexualmente.
Dichos primates fueron castrados y luego tratados con quimioterapia. Luego el tejido reimplantado en los animales de los que salió.
Cuando los científicos evaluaron a estos monos, ahora maduros, descubrieron que ya podían producir esperma. Y el resto es historia, el primate pudo aparearse normalmente y tener crías exitosamente.
“La razón de la por qué llevamos a cabo en primates no humanos, es que pensamos que este realmente el último paso en el camino para transformarlo en un tratamiento clínico”, declaró Kyle Orwig, profesor director del estudio de la Universidad de Pittsburgh para Inverse.
“Este avance es importante en el camino para encontrar una solución a los niños que perdieron la posibilidad de procrear debido al cáncer testicular“, concluyó.
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