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Beber alcohol es una opción que puede desencadenar variados efectos. Algunas personas lo hacen a diario y no desarrollan dependencia. Pero atención, porque beber menos podría generar una fuerte adicción en otros.
¿Por qué diferentes pacientes con historiales y características corporales similares, pueden presentar respuestas al alcohol completamente opuestas? En un estudio reciente, se asegura que esto puede deberse las preferencias alcohólicas del cerebro.
A través de un experimento realizado en ratas de laboratorio, los científicos notaron que los animales que preferían consumir alcohol tenían mayor actividad en la corteza orbitofrontal (COF) cuando lo bebían. Esta región de la materia gris está asociada con la impulsividad, el sentimiento de recompensa y la toma de decisiones.
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Por otra parte, las ratas a quienes no les gustó consumir alcohol, mostraron una actividad mucho más baja en el COF.
Los resultados sugieren que la actividad neuronal del COF puede codificar las preferencias alcohólicas de una persona, las que a la vez, pueden influenciar los comportamientos al momento de consumir alcohol.
David Moorman, coautor del estudio y neurocientífico conductual de la Universidad de Massachusetts, Estados Unidos, cuenta a Inverse que ciertos sistemas en el cerebro, como el COF, se “organizan diferencialmente dependiendo de qué tanto (o tan poco) le guste el alcohol a una persona”.
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Aunque el estudio exprimental fuese aplicado en ratas, los hallazgos podrían conducir a grandes avances en el campo de los tratamientos contra el alcoholismo en humanos.
“Hay muchas razones de las por qué las personas beben diferentes cantidades de alcohol. Pero si esta preferencia está de alguna forma codificada en el COF, podríamos ser capaces de usar un biomarcador de esta zona del cerebro, para poder detectar tempranamente si una persona es propensa a volverse alcohólica”, concluye Moorman.
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