Por años, los insectos bioluminiscentes han llamado la atención de los científicos debido al misterio que esconde el origen de sus curiosas habilidades. Sin embargo, el hallazgo reciente de un escarabajo de 99 millones de años entregó la pieza que le faltaba a este rompecabezas evolutivo.

El estudio publicado en la revista The Royal Society detalló que este insecto fue encontrado fosilizado en una pieza de ámbar en el norte de Birmania. El autor de la investigación reveló que en este mismo depósito se han encontrado hasta restos de dinosaurios.

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El animal tenía un órgano de luz ubicado en su abdomen el cual le dio bioluminiscencia, es decir, la capacidad de producir su propia luz. Esto lo convirtió en uno de los escarabajos más antiguos que se han encontrado con esta característica.

Esta cualidad brinda a los investigadores una idea de los primeros componentes evolutivos de esta familia de insectos. Los expertos sospechan que la característica surgió como una forma de defensa y ahora esperan estudiar qué depredadores impulsaron la evolución del curioso escarabajo que vivió en el Cretácico.

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Erik Tihelka, estudiante de paleobiología de la Tierra de la Universidad de Bristol, y otro de los autores de esta investigación, señaló que sus hipótesis sostienen que dinosaurios parecidos a pájaros y animales excavadores que se alimentaban en el suelo fueron las principales amenazas de estos seres.

“Me parece fascinante que podamos deber el brillo de las actuales luciérnagas a una antigua carrera armamentista de depredadores-presas con los dinosaurios“, manifestó el experto británico.

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