¿Cómo se pueden salvar los últimos bosques tropicales de una desenfrenada deforestación en uno de los países más biodiversos de África?
En Costa de Marfil el gobierno esta revelando un plan para quitar la protección de los bosques restantes y entregarlos a los comerciantes de chocolate del mundo.
En el pasado cincuenteno, pocos países han perdido sus bosques nativos como lo ha hecho Costa de Marfil. Más del 80% de sus terrenos de plantas prístinas han desaparecido, la mayoría producto de una invasión de un millar de personas en situación de calle que se establecieron en los parques nacionales y otros bosques supuestamente protegidos.
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Los invasores están plantando cacao para poder venderlo y así suministrar al mercado mundial de chocolate.
Costa de Marfil, un país del porte de Nuevo México al Este de África, produce más de un tercio del cacao mundial. Esta cosecha contribuye a un décimo del producto interno bruto del país.
Pero, según declara Etelle Higonnet de Mighty Earth, un grupo activista medioabiental estadounidense para Yale Enviroment 360, alrededor del 40% de las plantaciones de esta semila -más de un décimo de las barras de chocolate existentes en el mundo- se plantan de forma ilegal en los parques nacionales del territorio africano.
Legalizar la deforestación recompensando a los destructores del medio ambiente
La mayoría del cacao se planta en monocultivos que tienen que estar expuestos al sol constantemente, lo que requiere que se remuevan todos los árboles adyacentes.
La insaciable demanda mundial de los granos necesarios para producir chocolate ha transformado muchas áreas protegidas en “granjas totalmente funcionales”, esto de acuerdo a Eloi Anderson Bitty de la Universidad de Felix Houphouet-Boigny de Abidjan.
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La vida salvaje ha sufrido bastante, especialmente los elefantes y chimpancés que habitan esta área.
Los bosques de Guinea al oeste de África son famosos por su gran diversidad de especies de primates. Sin embargo Bitty descubrió que en 13 de los 23 bosques protegidos que el investigó ya no tenían simios.
La presión al gobierno ha crecido para que tome cartas en el asunto. Sin embargo, en vez de doblar sus esfuerzos para mantener a los cosechadores de cacao fuera de sus bosques protegidos, el estado quiere quitar la ineficiente protección legal a miles de kilómetros cuadrados de bosques nativos y transformarlos en reservas silvi-agroculturales manejadas por empresas manufactureras de chocolate.
El estado apunta a protejer otros bosques a través del aumento de la productividad del cacao en áreas que ya están deforestadas. Sin embargo el plan estaría casi apoyando e incentivando a los perpetuadores de la destrucción del medioambiente.
La iniciativa fue aprobada por los ministros de Costa de Marfil a principios de marzo de 2019. Se espera que sea aprobada por el parlamento del país en abril, de acuerdo a la Fundación Mundial del Cacao, una organización de intercambio que ayudó a ingeniar dicho plan.
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Expertos en el tema afirman que los cambios esperados le darán control de comunidades agriculturas de cacao ubicadas en el bosque a multinacionales como Mars, Nestle y Hershey.
Esto a través de un intercambio de influencias de la única actividad económica del país con estas empresas, lo cual les daría el derecho sobre el monopolío, quitándole terreno a los granjeros artesanales.
La mayoría del cacao en Costa de Marfil es cultivada por pequeños granjeros, normalmente en terrenos que no superan las 10 hectáreas.
Muchos agricultores son migrantes que buscaron refugio en los bosques durante las sequías al norte de Mali y Burkina Faso en los ’70 y ’80 y la guerra civíl que afectó a Costa de Marfil durante 2002 y 2004.
Según Higgonet, Los granjeros están atrapados en un sistema negrero y corrupto de compraventa de cacao y apropoación de teritorio, y muchos de ellos ganan menos de un dólar al día.
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Declara que esto ocurre mientras las agencias gubernamentales encargadas de proteger los bosques están más interesadas en recibir sobornos que de salvar al medioambiente.
Aunque los oficiales no quisieron entregar sus declaraciones, estas sospechas quizás puedan cambiar el cómo observas el negocio del chocolate, y del daño que genera esa pequeña y dulce barra.
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