Genética revela que americanos y polinesios se encontraron en el 1200 d.C. - (01:02)
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Cerca del Río Tollense al norte de Alemania, yace un cementerio como ningún otro. Miles de huesos son todo lo que quedó tras una de las batallas más importantes en términos arqueológicos, de la Edad de Bronce en Europa. 

Un grupo de dichos guerreros caídos, contaba con un arma secreta: un gen que les permitió a ellos y a sus niños tolerar la leche de las vacas. 

Un estudio conducido por investigadores de la Universidad Johannes Gutenberg Mainz en Alemania, indaga en los huesos de 14 guerreros tolenses, para encontrar rasgos de un alelo llamado “rs4988235-A”. 

Descubierto por una serie de excavaciones, que datan de mediados de los ’90, los huesos representan solo unos cuantos combatientes de un ejército de miles, muchos de los cuales murieron en un conflicto que ocurrió hace más de mil 200 años.

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Basados en los decesos estimados, los investigadores concluyeron que un 7,1% de la población de la región contaba con esta variación genética durante ese tiempo. 

Una que también es conocida como la “Variante Europea Persistente de la Lactasa”.El gen amplifica la producción de una enzima que previamente era sólo activa en niños, la cual es responsable de romper los enlaces de las azúcares de la leche. 

“Cerca del 90% de la población que vive en esa área cuenta con la persistencia de lactasa”, asegura Joachim Burger, genetista poblacional y principal autor del textoScienceAlert

“Esta es una enorme diferencia, cuando consideras que no pueden haber mucho más que 120 generaciones humanas más de las que existían en esa época”, agregó. 

Mientras el “rs4988235” no es el único gen que puede ayudar a romper el carbohidrato de la lactosa, es el que los investigadores creen que evolucionó de las poblaciones del Medio Este hace unos 10.000 años, antes que comenzara a dispersarse genéticamente en occidente. 

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En el 2007, Burger investigó este gen específico en relación a la tolerancia a la lactosa adulta entre las primeras comunidades granjeras de Europa – hace unos 7.000 años – en un esfuerzo para entender cómo y por qué se propagó tan rápido. 

Algunos expertos aseguraron que la propagación de la lactosa, es lo que llevó a los humanos a domesticar a las vacas en primer lugar. Otros aseguran que el cosechar lácteos fue primero, lo que entregó un incentivo a los genes para propagarse entre generaciones. 

El descubrimiento de Burger apoya la segunda hipótesis. Junto con estudios similares sobre la prevalencia de la persistencia de la lactasa en el occidente, podría indicar que los europeos se demoraron en comenzar a consumir leche. 

“Es impresionante que durante la Batalla de Tollense, más de 4.000 años después de la llegada de la agricultura a Europa, la lactasa en adultos seguía siendo bastante poco común”, agregó el experto.

Sigue siendo un misterio cómo las personas propagaron este gen tan rápidamente, sobretodo, cuando consideramos que no tiene una utilidad práctica. Además de un pequeño 6% de más probabilidades de supervivencia, en comparación a las personas que son intolerantes a la lactosa. 

El estudio fue publicado en Current Biology

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