Aguas Zarcas, es un pequeño pueblo ubicado en la provincia de Alajuela, en Costa Rica. Cada año, cientos y miles de turistas llegan hasta el lugar a vacacionar y disfrutar de sus paisajes.
Esta vez, hace noticia por algo fuera de órbita. Hace un año, una familia que allí habita quedó boquiabierta. Una luz anaranjada cubría parte del cielo y un fuerte remezón bajo ellos, los hizo temblar.
Al llegar a la terraza, los integrantes quedaron aún más sorprendidos, al encontrar un gran agujero y una mesa destrozada. La explicación se debía a una roca espacial que aterrizó ahí, además de otros fragmentos más pequeños en otros lugares cercanos.
En conversación con Teresa Paneque, del Centro de Astrofísica CATA, explica que las caídas de meteorito sobre la superficie terrestre, han ocurrido desde el principio de los tiempos. Dice que los meteoritos caen porque asteroides que son pedazos de rocas que también están en nuestro sistema solar, orbitando el sol, son capaces de penetrar la atmósfera, sobre al gran roce que se produce con las capas de gas que tenemos sobre la tierra y llegar al suelo, usualmente en forma de fragmento.
Si su caída no es tan inusual, la gran inquietud es saber el porqué la recolección de estos fragmentos sobre todo de manera casi inmediata, es tan interesante.
“Los asteroides, estos pedazos de roca, de los cuales van a provenir los meteoritos, son objetos que se forman en los momentos más primordiales de nuestro sistema solar. Cuando el sol se estaba formando, esto fue de una gran nube de polvo y gas. Esto generó un discontorno a la estrella joven y, de este disco, se van a formar los planetas y todos los componentes de nuestro sistema solar, incluido los asteroides. Estos al no ser parte de ningún planeta, no están expuestos a ni una atmósfera, ni a ningún intercambio químico, van a mantener esas condiciones, que existía en un sistema solar temprano”, afirmó Paneque.
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¿Más caro que el oro?
A juicio de César Fuentes, astrónomo FCFM U. de Chile, menciona que estos meteoritos que cayeron en Aguas Zarcas, en Costa Rica, han sido sumamente valiosas para los científicos y para coleccionistas, tanto así, que incluso por gramo fueron comprados más caros que el oro.
“Esto se debe a que corresponden a una clase de meteorito, que tienen en su composición mucho carbón. Orgánico y también no orgánico, que corresponde, por ejemplo a aminoácidos, que son los componentes de la proteína que consideramos las piezas que arman lo que consideremos como vida”, afirmó Fuentes.
Por su parte, Paneque explica que estos fragmentos que se recolectaron estaban prácticamente vivos, porque sobre ellos se encontraron aminoácidos, nucleótidos y ribosa. Los aminoácidos, van a ser los “ladrillos”, los componentes para formar las proteínas, y con los nucleótidos se puede formar ADN o ARN que son las estructuras que van a llevar, el código, la secuencia genética.
“Se necesita tanto las proteínas como la secuencia genética para tener vida. El cómo llegaron estos a un meteorito, es algo que buscamos resolver en análisis en laboratorio. Esto es algo que nos interesa mucho, porque se piensa que la vida como la conocemos en la tierra, pudo haber sido gatillada gracias al impacto de una gran cantidad de asteroides, al impacto de una gran cantidad de meteoritos, en épocas más tempranas de su existencia. Todo esto, hace 4500 millones de años atrás”, mencionó Teresa.
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“Esta carrera por analizar los distintos fragmentos del meteorito, ha llevado a descubrir por ejemplo que hay algunas partes que tienen estos aminoácidos y otras que no, dando cuenta que estos asteroides se van formando con la aglomeración de distintos pedazos, durante la historia del sistema solar. También otras cosas mucho más interesantes, como por ejemplo, hay algunos granos que son mucho más antiguos que el sistema solar. Se formaron en otro sistema, precursores o anteriores al sistema solar actual”, afirmó Fuentes.
La importancia de un estudio temprano, se debe principalmente a evitar la contaminación cruzada con material orgánico que ya exista en la tierra. Así, analizan lo que realmente vino del espacio. Hoy, nuevamente con el objetivo de entender y saber más de nuestra existencia.
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