Suecia tiene 10,3 millones de habitantes. Hasta este domingo, registraba 18 mil 640 casos confirmados de COVID-19. De esos 2 mil 194 han fallecido y 550 se han recuperado. Con esto, registra una tasa de letalidad del 11% y una mortalidad de 131 habitantes por millón de habitantes. Número más alto que el de sus vecinos nórdicos, Dinamarca (55 por millón) y Finlandia (14 por millón), los que han aplicado medidas frente al covid mucho más estrictas.

 

¿Qué ha pasado? Suecia no aplicó confinamiento obligatorio. Mantuvo escuelas primarias, bares, restaurantes y peluquerías abiertas. Solo cerraron universidades e implementaron el teletrabajo. Además, de la prohibición de reuniones de más de 50 personas. Lo último es que a inicios de abril, restringieron las visitas a residencias de ancianos.

 

Todas estas medidas fueron aplicadas en base al consejo de científicos y médicos del país. En este sentido, quien ha liderado las medidas contra el COVID-19 es el director de la Agencia de Salud Pública de Suecia, Anders Tegnell. Hoy es el blanco de las críticas.

 

Se ha cuestionado por el ascenso de contagios y por la cantidad de muertes. Frente a eso, Tegnell salió al paso y afirmó que este aumento se debe a la mayor cantidad de testeo a personal sanitario y a mayores. Respecto a al cifra de muertos, aseguró que se debe a la contabilización retardada de muertes no hospitalarias desde Semana Santa.

 

Pero los principales cuestionamientos aparecieron por parte de un grupo de 22 científicos. Ellos escribieron una carta al periódico sueco Dagens Nyheter acusando que las medidas de salud pública habían fracasado, y pidieron al mundo político intervenir manifestando su preocupación por el alto número de fallecidos en hogares de ancianos.

 

Un tercio de los muertos han sido en estas residencias.  Respecto a aquello, autoridades consideran que el plan para proteger a este grupo de riesgo no ha funcionado, pero insisten en que es prematuro sacar conclusiones. Aseguran que la pandemia se encuentra en una fase inicial y los países entregan estas cifras bajo distintos criterios.

 

De modelo bueno a modelo errado

 

El fenómeno llamó la atención mundial. Por eso en una entrevista con la revista Nature, el epidemiólogo respondió a esto. En primera instancia, frente a las medidas poco restrictivas y la falta de cuarentena obligatoria.

 

Afirmó que las medidas se basan en la responsabilidad de los ciudadanos y las acciones voluntarias “porque no hay muchas posibilidades legales de cerrar ciudades en Suecia utilizando las leyes actuales. La cuarentena se puede contemplar para personas o áreas pequeñas, como una escuela o un hotel. Pero no podemos bloquear un área geográfica.

 

Sin embargo, esto ha sido reevaluado. El Parlamento, en acuerdo con la oposición y el oficialismo, aprobó la ley de enfermedades contagiosas. Una que permitirá al Ejecutivo cerrar puertos, aeropuertos, estaciones de tren, centros comerciales y restaurantes, entre otros.

 

Esta reforma detalla que las medidas de cuarentena, podrán ser propuestas por el Gobierno, pero deben ser aprobadas por la Cámara, según una ley que estará vigente hasta el 30 de junio.

 

 

No al cierre de fronteras

Uno de los problemas que se evidenciaba en Suecia, según reporto RFI, era el alto porcentaje de contagios en las comunidades migrantes.

 

Entre 2010 y 2019, Suecia acogió y concedió asilo a más de 400 mil personas. Durante las primeras semanas se evidenció que más del 40% de los contagiados en Estocolmo eran de origen extranjero, siendo principalmente las más afectadas las comunidades de Somalia, Irak, Siria, Finlandia y Turquía. Según los datos entregados por el medio, de las primeras 15 muertes, seis fueron de origen somalí.

 

Frente a eso, las autoridades afirmaron que esto se debía a las dificultades para informar frente a la barrera idiomática, implementando medidas de información en en más de 20 idiomas.

 

Esto también fue abordado por Anders Tegnell, quien descartó de lleno el cierre de fronteras y expresó que esto es “ridículo, porque el covid-19 está ahora en cada país europeo”. Reiterando la preocupación de la autoridad por los movimientos dentro de Suecia.

 

Mantener las medidas iniciales

 

“Ha habido un aumento pero, hasta ahora, no es traumático. Por supuesto, estamos enfrentando una fase de la epidemia en la que veremos muchos más casos en las próximas semanas, con más personas en unidades de cuidados intensivos, pero eso es como en cualquier otro país. En ninguna parte de Europa se ha podido frenar la propagación considerablemente”, señaló Tegnell.

 

El epidemiólogo sueco descartó el cierre de escuelas, puesto que esto sólo tendría efecto, si se hubiera aplicado de manera temprana. “En Estocolmo, que tiene la mayoría de los casos, ahora estamos cerca de la cima de la curva. Por lo que cerrar las escuelas no tiene sentido en esta etapa. Además, es fundamental para la salud psiquiátrica y física, que la generación más joven se mantenga activa”, afirmó.

 

Expresó que es muy difícil saber si la respuesta del país fue exitosa o no, admitiendo que la debilidad del plan, estuvo en las medidas a asilos de ancianos y que allí donde seguirán enfocando esfuerzos.

 

Finalizó asegurando que han visto como los casos de gripe y norovirus han disminuido debido a las medidas aplicadas por el COVID-19. “Hemos visto que los movimientos de los suecos han caído dramáticamente. Nuestra estrategia voluntaria ha tenido un efecto real”, afirmó Anders Tegnell.

 

 

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