Por Patricio Alarcón
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Es una tecnología poco conocida, pero que tiene un potencial importante en la lucha contra el COVID-19. Se trata de la Oxigenación por Membrana Extracorpórea (ECMO, por sus siglas en inglés).

El tratamiento es visto como un recurso extremo en casos de fallas graves en los pulmones, ya que tiene la capacidad de extraer la sangre del cuerpo, oxigenarla en una máquina exterior y devolverla al paciente, realizando un proceso que el órgano se ve impedido de ejecutar cuando el avance del coronavirus es mucho.

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“Es importante decir que se utiliza cuando la ventilación mecánica es insuficiente o cuando, además, hay una falla cardiaca asociada. Funciona sacando la sangre de una vena, colocándola en el oxigenador y devolviéndola por otra vena”, precisa el doctor Gabriel Muñoz, intensivista de la Clínica Alemana.

En China fueron los primeros en llevar la ECMO -comúnmente utilizada en la H1N1, el hanta o problemas cardiorespiratorios- al plano de la pandemia.

En Europa también se han sumado a estos esfuerzos, de hecho, los registros de la Organización para el Soporte Vital Extracorpóreo (ELSO) destacan cifras positivas en el Viejo Continente y en países asiáticos como Japón o Corea del Sur.

“Lo que se busca es que el pulmón entre en reposo, esperando que se cure y que vuelva a hacer el trabajo sin la necesidad del aparato. Los enfermos más graves del COVID-19 producen una inflación en este órgano muy severa. Por eso esta técnica es una opción para pacientes que hacen una neumonía muy grave”, explica a Futuro 360 Leonardo Salazar, presidente de la ELSO para Latinoamérica.

Es justamente el daño pulmonar que ocasiona el SARS-CoV-2 lo que tiene a la comunidad científica del mundo de cabeza y haciendo todos los esfuerzos por lograr una ventilación efectiva. Con ese escenario, la respiración extracorpórea suena como una alternativa más que prometedora.

Sin embargo, la técnica no es del todo sencilla, sobre todo en lugares donde la crisis ya colapsó los sistemas sanitarios. Los expertos recalcan que es una tecnología compleja y que consume muchos recursos, porque “requiere de equipos multidisciplinarios muy bien entrenados”.

A eso se debe sumar la demandante capacidad logística y de personal. Al ser pacientes inestables, la ECMO necesita en todo minuto un manejo específico que sepa responder a las complicaciones propias de la máquina.

En esa línea, pesar de los buenos pronóstico que se pueden desprender de la terapia, no se recomienda abrir nuevos centros en plena crisis, si no que reforzar los ya existentes.

Seguramente, cuando pase la pandemia, los centros van a tratar de aumentar su capacidad de ECMO y van a hacer esta inversión”, dice con algo de resignación el doctor Salazar.

Dificultades de la ECMO en Latinoamérica

Países como Ecuador -uno de los más afectados por el COVID-19 en el planeta- o Bolivia no cuentan con ningún recinto competente para desarrollar la oxigenación extracorpórea.

Según los datos de la Organización para el Soporte Vital Extracorpóreo, toda América Latina es capaz de poner bajo el tratamiento a solo 160 personas en simultáneo, representando un serio problema de oferta.

A pesar de las limitaciones, México, Brasil y Chile ya han aplicado la tecnología en pacientes con coronavirus. Nuestro país destaca entre sus pares como uno de los más avanzados, con aproximadamente 30 aparatos disponibles en la red privada y pública.

Además de la existencia de la unidad específica de la Clínica Las Condes, que es vista como una de las más sofisticadas en este lado del mundo.

Según información recabada por este sitio, al menos tres casos positivos de COVID-19 han sido conectado al tratamiento extracorpóreo en suelo nacional. El ministerio de Salud es el encargado de monitorear a través de las autoridades de Redes Asistenciales la situación en el país, recibiendo reportes de la capacidad ECMO diaria y de la evolución de los pacientes.

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La efectividad de la respiración extracorpórea depende siempre de la gravedad y el pronóstico del paciente. En el contexto de pandemia, se le debe sumar a eso el factor de cómo estoy de personal y de la cantidad de camas en el medio”, señala Rodrigo Díaz, jefe de ECMO de la Clínica Las Condes.

Para el especialista, la validez de la respiración por membrana extracorpórea ante el virus en Chile dependerá “de cómo se logren administrar los recursos humanos”. Al ser un nicho pequeño el de los posibles beneficiados, los resultados -dice- “están por verse”.

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