De la calle a la digitalización: Crean registro en línea de campañas comunitarias

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“La gente comenzó a pedirnos mercadería. Dentro de lo que podíamos, empezamos a ayudar. Pero nos dimos cuenta que eso era para uno o dos días. ¿Qué era lo más fácil? Hacer una ‘olla común’. De esa forma todos podrían comer a diario su plato de comida”, así explica Jenny Sierra, de la Fundación Rapha, el surgimiento de la iniciativa que entrega diariamente cerca de 200 almuerzos a los vecinos que más lo necesitan en la iglesia ministerio Jireh en La Victoria, Pedro Aguirre Cerda.

Este es uno de los tantos comedores solidarios que han resurgido debido a la crisis económica ocasionada por el coronavirus. Su colaboración se sustenta en aportes colectivos, pero además idearon un sistema de reparto a domicilio para llegar a personas que no pueden salir de sus casas.

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En este proceso, al igual que la gran mayoría de las ollas comunes del país, han contado con un moderno aliado: las plataformas, redes y proyectos digitales, que han puestos sus herramientas al servicio de la comunidad.

Solidaridad en tiempos digitales

Optimizar la información y recopilarla en un mismo lugar fue el objetivo que se impuso la Fundación Vértice, organización interdisciplinaria de mujeres dedicadas a los estudios urbanos y territoriales.

Así, elaboraron un mapa interactivo y georeferencial, que reúne información de campañas solidarias y ollas comunes en todo el territorio nacional. De manera simple y visual, es posible encontrar direcciones exactas o métodos de contacto de cerca de 200 iniciativas de cooperación.

“Había muchísima información, pero estaba tan disgregada que se nos ocurrió reunirla en un solo sitio que pudiera entregarla de manera mucho más específica”, explica Paulina Gatica, geógrafa y una de las fundadoras de Vértice.

En la misma línea, María Paz Rodríguez, directora de la fundación, añade: “La idea es que la gente se pueda dirigir a la (olla común o campaña) que le quede más cerca o que le interese más. Hay distintos tipos de organizaciones participando, varias autogestionadas. Ha sido súper interesante la sistematización y un aporte en lo fácil que es usarla”.

¿Cómo funciona la herramienta? Al ingresar al sitio, se encuentra cada uno de los proyectos distribuidos por zonas geográficas, utilizando las competencias de Google Maps. Además, la web permite completar un detallado formulario para incluir una nueva olla común o campaña solidaria. Hasta el momento, el localizador ha recibido más de 4.000 visitas.    

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Un espíritu similar es el de La Olla de Chile. La web agrupa una serie de comedores abiertos y otras formas de alimentación comunitaria derivadas de la crisis social. Ordenando los proyectos por zonas, posibilita el acceso a los canales de comunicación que permiten a los interesados cooperar directamente con los involucrados.

“La Olla de Chile no gestiona donaciones ni es intermediaria. Recolectamos y entregamos información sobre iniciativas de alimentación que requieren urgentemente el apoyo económico que puedan ofrecer otros ciudadanos”, detallan en su página.

A fines de marzo surgió también el proyecto No más hambre. El grupo busca responder a las peticiones de ayuda con alimentos y de otro tipo a las iniciativas y organizaciones locales. Ahí, por ejemplo, un proveedor de alimentos se puede registrar para cooperar con productos a precios bajos y también con donaciones. En otras palabras, funcionan como una “red de redes”.

“Hemos resuelto varios casos, pero nos están apareciendo otros más masivos. Estamos apurando las campañas de crowfunding para poder apoyar e, incluso si hace falta, contactar gente para que levanten organizaciones locales”, comenta Sergio Muñoz, integrante de dicho proyecto.

Plataformas para difundir e informar

Para los participantes de todas estas iniciativas, la conectividad resulta beneficiosa ante el complejo escenario que vive el mundo. Según Rodríguez, de Vértice, “los medios digitales lo que hacen es democratizar la información (…) Sobre todo pensando en esta pandemia, donde el mensaje principal que se ha intentado dar es quedarse en casa.

Es súper difícil salir a buscar lugares donde se esté recopilando ayuda. Mediante internet, es posible quedarse en casa y dirigir con mayor efectividad los aportes que uno quiera hacer. Gracias a eso podemos ayudar a gente que está muy lejos de nosotros. Por supuesto hay gente que no tiene internet, pero hay otros en su vecindario que sí. Con un celular que tengan ya pueden avisar”, valora Muñoz.

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Por lo mismo, el comedor solidario de la Fundación Rapha se integró a la iniciativa de La Olla de Chile. “Que haya una plataforma que te pregunte qué necesitas o qué puede hacer por ti es genial”, concluye Jenny Sierra.