Captan por primera vez una estrella en forma de gota - (02:31)
En 1604, una enana blanca se convirtió en una supernova. No es que esto sea un comportamiento extraño para este tipo específico de estrella, sin embargo, ésta se encontraba a sólo 20.000 años luz de la Tierra y fue visible para el ojo humano, por lo que fue documentada por cientos de astrónomos alrededor del mundo, incluyendo al connotado alemán Johannes Kepler.
La supernova de Kepler, como finalmente fue nombrada, se sigue expandiendo hasta la actualidad esparciendo los compuestos de la estrella por el espacio. Y, de acuerdo a una nueva investigación, la velocidad de la explosión no está bajando.
Trozos de material de la eyección se están moviendo a velocidades de hasta 8.700 kilómetros por segundo, cerca de 25.000 veces más rápido que la velocidad del sonido en la atmósfera terrestre.
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Podrías pensar: “claro, el espacio es un vacío carente de fricción, por lo que las cosas van a seguir moviéndose por siempre”. Sin embargo, una nube de escombros podría ralentizar a los materiales que pasen a través de ella, por lo que se creía que éste iba a ser el caso de la supernova de Kepler.
Esto debido a que, hasta donde sabemos, la explosión estelar es una supernova de tipo Ia: un tipo de estallido que ocurre cuando una estrella enana de un sistema enano se alimenta de su compañera, acumulando tanta masa que deja de ser estable.
Y debido, a su proximidad y relativa cercanía temporal, la supernova de Kepler se transformó en uno de los objetos de la Vía Láctea más estudiados. Y una gran cantidad de información, obtenida a través de décadas, ha ayudado a revelar qué tan rápido está viajando.
Un equipo de astrónomos dirigidos por Matthew Millard de la Universidad de Texas Arlington, usó las imágenes de la supernova obtenidas por el observatorio de rayos-X Chandra capturadas en 2000, 2004, 2006, 2014 y 2016, para rastrear 15 nudos de material en la trayectoria de la supernova, y observar los campos en su posición para calcular su velocidad en 3D.
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Algunos de los nudos parecen haberse desacelerado, como se esperó de la interacción con el medio circunestelar.
Para sorpresa del equipo, sus mediciones demostraron que algunos otros nudos se siguen expandiendo libremente, a pesar de haber transcurrido 400 años del comienzo de la supernova. Y que sus velocidades tiene un promedio de 4.600 kilómetros por segundo, lo que es bastante más rápido que otras supernovas similares.
Esto sugiere que, al menos algunas partes del material de la supernova, puede viajar a través del medio circunestelar sin ser ralentizada.
Los hallazgos fueron publicados en The Astrophysical Journal.
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