El CRISPR, por sus siglas en inglés de repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas, es un técnica de edición genética que permite cortar el ADN en un sitio específico y luego editarlo.
Si bien se comenzó a hablar del CRISPR respecto al sistema inmune de las bacterias para defenderse de los virus, en 2012 las doctoras Emmanuelle Charpentier, de la Universidad de Umea, y Jennifer Doudna, de la Universidad de California en Berkeley; demostraron poder convertir esto en una herramienta de edición “programable” que podía cortar cualquier cadena de ADN in vitro.
Con esta investigación se planteó la idea de poder editar genes para tratar enfermedades como el sida o incluso modificar el genoma de embriones para librarlas de enfermedades congénitas.
Esta técnica se ha utilizado en varias tareas durante los últimos años, como eliminar genes responsables de enfermedades, destruir superbacterias resistentes a los medicamentos y crear dispositivos de registro molecular. Incluso, a finales de 2018, un investigador chino detalló que había ayudado a nacer dos gemelas con el genoma editado para protegerlas del VIH, hecho que generó gran controversia respecto al uso del CRISPR.
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Ahora y por primera vez se utilizó este método en calamares. La investigación fue realizada por un equipo de cinco investigadores y fue publicada en la revista científica Current Biology. Esto marca un hito en el estudio científico de estas criaturas, logrando abrir nuevas áreas de investigación.
Lo que hicieron fue utilizar la edición del genoma CRISPR-Cas9 en la especie Doryteuthis pealeii, más conocido como calamar costero de aleta larga. Con esto, desactivaron un gen relacionado a la pigmentación que, generalmente, se encuentra en el ojo del calamar y dentro de las células de la piel especializadas llamadas cromatóforos.
“Este es un primer paso fundamental hacia la capacidad de anular genes en cefalópodos para abordar una serie de cuestiones biológicas” detalló el uno de los investigadores, el biólogo marino del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Chicago, Joshua Rosenthal.
Los estudios en esta especie datan de 1950 y han sido fundamentales para contribuir en el campo de la neurociencia, incluida la primera descripción del impulso nervioso.
Con esto, se podría abrir la posibilidad de que los calamares sean parte de los grupos de organismos modelo en la investigación genética, como las moscas de la fruta y el pez cebra. De este modo, el beneficio se presentaría en la evolución, medicina, robótica, los materiales e incluso la inteligencia artificial.
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“Esto brinda la oportunidad de compararlos con nosotros y ver qué elementos son comunes y qué elementos son únicos”, detalló Rosenthal a National Public Radio (NPR).
Uno de los puntos importantes de esta investigación es que la técnica CRISPR tuvo que aplicarse de forma delicada para pasar la capa exterior resistente del embrión de calamar unicelular con micro-tijeras y una aguja de cuarzo, y luego incubarlo.
Con esta investigación finalizada, buscan probar la técnica en tipos más pequeños de esta especie y que son más fáciles de criar y estudiar en laboratorios. Además, se abre la opción para otros investigadores que prueben la función de ciertos genes del calamar y rastreen los genes que controlan su actividad neuronal.
“Ahora tenemos la capacidad de entrar y probar lo que hace un gen individual”, explicó a NPR la bióloga marina del MBL, Carrie Albertin, y miembro del equipo investigador. “Esto es algo que, honestamente, si me hubieras preguntado hace cinco años si seríamos capaces de hacer, me habría reído y dicho: ‘sueño con eso’. Pero, ya sabes, no pensé que lo haría y sería posible. Sin embargo, aquí estamos”, finalizó.
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