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A finales del siglo XIX se crearon las primeras vacunas para la viruela, rabia, plaga, cólera y tifoidea. Ya en el siglo XX, se estandarizó su sistema de producción dando paso al que conocemos actualmente. En cualquiera de los dos casos, el desarrollo de vacunas es una tarea larga y compleja. Incluye un proceso de ensayos, errores y regulaciones, que generalmente tarda entre diez a quince años.

En el complejo escenario de pandemia que estamos viviendo, la OMS lanzó un proyecto llamado “Solidaridad”, que busca reunir la mayor cantidad de información, datos e investigaciones sobre el COVID-19. Distintos países del mundo se encuentran colaborando, y esto ya ha dado algunos frutos. El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró en una conferencia de prensa que existen avances:

“Tres vacunas ya han comenzado los ensayos clínicos, más de 70 están en desarrollo. Y estamos trabajando con socios para acelerar el desarrollo, la producción y la distribución de las vacunas”.

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Los procesos clínicos son similares para fármacos y vacunas. Lo que primero se realiza es un ensayo pre-clínico donde se prueba la seguridad del prototipo para ser administrado en humanos. Después se pasa a la fase uno, donde se testea entre veinte a ochenta participantes. Luego a la fase dos, donde se administra a entre cien y trescientas personas. Y después a la fase tres donde se amplía aún más la prueba llegando, por ejemplo, a los tres mil humanos. Luego de esto, se requiere la revisión de la Administración de Medicamentos y Alimentos o Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y después, se inicia la fase cuatro donde se tienen muchísimos más participantes, ya que la vacuna está aprobada.

En conversación con Futuro 360, el académico del Programa de Virología del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Dr. Ricardo Soto-Rifo, explica que “En este caso particular, donde hay una pandemia como no se tenía hace muchísimo tiempo, hay muchos procesos que se pueden acelerar y por eso se habla de entre doce a dieciocho meses. Porque todos se ponen a disposición de colaborar para que esto ocurra. Se le da prioridad”

A nivel mundial, se registran más de dos millones de contagiados y 130 mil muertos por COVID-19. La búsqueda de una vacuna ha unido a la comunidad científica, quienes trabajan para frenar el virus. Están “rápidamente sacando a la luz pública sus hallazgos, aunque sean preliminares porque todo el mundo quiere contribuir. Hay muchos científicos que están desarrollando material y lo están compartiendo. De hecho, a nosotros mismos un laboratorio nos mandó un montón de material para que podamos hacer cosas desde Chile. Entonces en ese sentido, la comunidad científica lo está haciendo muy bien y el personal de salud ni hablar, ellos están sacrificando sus vidas por la gente”, expresa Soto-Rifo.

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Las 5 opciones que van más adelantadas

Actualmente, hay un gran número de vacunas candidatas y muchas más que están en desarrollo. Sin embargo, existen 5 proyectos que van más adelantados en su etapa clínica de fase uno.

  1. Morderna: el laboratorio Estadounidense tiene como candidata la mRNA-1273, que es una fórmula de vacuna de las más nuevas, de ácidos nucleicos.
  2. CanSino Biologicals: el prototipo que han desarrollado en este lugar, está basado en adenovirus tipo cinco que sería una vacuna de vector viral replicativo. La que ha sido denominada Ad5-nCoV por la compañía ubicada en China.
  3. Inovio Pharmaceuticals: el proyecto impulsado por el laboratorio ubicado en Estados Unidos, es uno de ácido nucleico al igual que el primero, pero en vez de ser RNA mensajero es DNA, y ha sido denominado como INO-4800.
  4. Shenzhen Geno-Immune Medical Institute: este laboratorio ubicado en China propone como candidata la LV-SMENP-DC.
  5. Shenzhen Geno-Immune Medical Institute: el mismo laboratorio también propone la Pathogen-specific aAPC.

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Para el investigador del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia y académico del Departamento de Genética Molecular y Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, Pablo González, lo importante es que continúen los esfuerzos por desarrollar más opciones. Expresa para Futuro 360 que: “La efectividad de una vacuna sólo puede determinarse de forma empírica. Es decir, su efectividad es difícilmente predecible y solo se sabrá luego de realizados los estudios clínicos si esta sirve o no. Por tanto, entre más intentos y esfuerzos existan en torno al desarrollo de una vacuna contra SARS-CoV-2 mejor”. Añade que “afortunadamente, se están empleando numerosas estrategias distintas para estas vacunas, por tanto, existen más chances de que alguna sea efectiva”.

El investigador concluye que: “Para contar con una vacuna contra COVID-19, en el más corto plazo posible, es muy importante que existan apoyos para la generación de estas, ya que cada etapa de desarrollo y evaluación de vacunas es sumamente costosa”.

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