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La próxima vez que comas sashimi, nigiri, ceviche u otras formas de pescado crudo deberías revisar si tiene gusanos.
Un estudio conducido por la Universidad de Washington, Estados Unidos, descubrió una dramática alza en los gusanos que se pueden transmitir a humanos que comen pescados o mariscos crudos. Su aumento del 283% desde 1970 podría tener implicancias tanto para la salud humana como para los mamíferos marinos, especies que podrían consumir dichos parásitos sin darse cuenta.
Miles de investigaciones han dado cuenta sobre la abundancia de este parásito, conocido como Anisaki o “gusano del arenque”, en tiempos y lugares específicos. Sin embargo, este es el primer estudio en combinar los resultados de dichos papers para indagar en cómo la abundancia global de estos gusanos ha cambiado a través del tiempo. Los hallazgos fueron publicados el 19 de marzo de 2020 en la revista Global Change Biology.
“Este estudio junta el poder de muchos otros para ilustrar una imagen global de un cambio que ocurrió en casi 4 décadas”, aseguró Chelsea Wood, profesor asistente del Departamento de Ciencias Acuáticas de la Universidad de Washington y principal autor del estudio para Phys.
“Esto es interesante porque muestra cómo los riesgos tanto para humanos como para mamíferos marinos van cambiando a través del tiempo. Es importante tener este conocimiento desde un punto de vista sanitario, y para entender qué está ocurriendo con las poblaciones de cetáceos que no están prosperando”, agregó Wood.
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A pesar de su nombre, los “gusanos del arenque” pueden ser encontrados en una gran variedad de peces y calamares. Cuando las personas consumen estos parásitos estando vivos, pueden invadir las paredes intestinales y causar síntomas parecido a un intoxicamiento tales como náusea, vómitos y diarrea.
Esta enfermedad llamada anisakiasis (o anisakidosis) es raramente diagnosticada, ya que la mayoría de las personas asumen que sólo se han intoxicado.
Luego de que los gusanos eclosionan en el océano, estos infectan pequeños crustáceos como camarones o copépodos. Cuando pequeños peces se comen a estos animales infectados los gusanos entran a los cuerpos del nuevo anfitrión, lo que continúa en una cada de peces grandes que se alimentan de los más pequeños.
Humanos y cetáceos se infectan cuando comen peces que contienen dichos parásitos. Los gusanos no pueden reproducirse o vivir más que unos cuantos días al interior del intestino humano, pero pueden prosperan al interior de los mamíferos marinos.
Los procesadores de comida marina y chefs de sushi son capaces de detectar fácilmente a los gusanos antes de que lleguen a los clientes a través de tiendas de abarrotes, caletas o bares de sushi, explicó Wood. Los gusanos pueden llegar a medir 2 centímetros.
“En todas las etapas del procesamiento de pescados y mariscos, además del proceso de confección del sushi las personas son hábiles al momento de encontrar a estos parásitos para quitarlos del producto”, agregó la experta.
Algunos gusanos pueden colarse entre estos controles de calidad. Aún así, Wood asegura que para los consumidores habituales de sushi que pudiesen preocuparse con la noticia que, si quieren asegurarse de que sus piezas estén libres de gusanos, las partan a la mitad con un cuchillo y confirmen la existencia del parásito.
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Para el análisis, los autores del estudio buscaron literatura publicada que hablase de los gusanos Anisakis junto a otro gusano parásito llamado Pseudoterranova, o “gusano del bacalao”. Filtraron los estudios basados en la cantidad de tiempo que contemplaban los estimados sobre su población. Mientras los Anisakis aumentaron su población en 238% desde 1979 hasta 2015, los Pseudoterranova no cambiaron en número.
Aunque los riesgos que provocan estos gusanos marinos en humanos, los científicos creen que el impacto que podrían tener en mamíferos marinos tales como delfines, ballenas y focas es importante. Estos gusanos se pueden reproducir en el intestino de dichos animales para ser liberados a través de sus desechos.
Aunque los científicos todavía no saben los impactos de este parásito en mamíferos marinos, sospechan que una exposición prolongada a una infección por gusanos en el intestino de estos animales sería poco saludable y que podría estar evitando que ciertas especies en peligro sean capaces de reflotar su población.
Los autores no saben qué es lo que causó un aumento tan grande en la población de los Anisakis, aunque el cambio climático, los fertilizantes y las aguas servidas arrojadas al mar son los principales sospechosos de producir este efecto.
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