Científicos confirman que el primer fósil de una pluma perteneció a un dinosaurio

Este espécimen se asemeja a cualquier pluma que pudieras encontrar tirada en el suelo, pero no lo es – de hecho, es bastante especial, ya que tiene más de 150 millones de años de antigüedad y perteneció a un dinosaurio que solía dominar lo que hoy se conoce como Bavaria. 

Está incrustada en piedra caliza, y cuando los paleontólogos la desenterraron en 1861, se transformó en el primer fósil de una pluma en ser descubierto. 

Muchos paleontólogos creen que las plumas provinieron del archaeopteryx lithographica, un criatura que, con sus alas emplumadas y filosos dientes, contaba con las características tanto de los dinosaurios como de las aves, transformándose así en el eslabón evolutivo entre estas dos especies. 

Sin embargo, este primer fósil no estaba atado al esqueleto de archaeopteryx – y por más de un siglo, los científicos siguieron discutiendo si realmente esa era la identidad del dueño de la pluma.

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“Ha existido este debate, incluso cuando se encontró la pluma: este espécimen aislado ¿pertenece al mismo animal que las muestras esqueléticas del archaeopteryx?”, comentó Ryan Carney, paleontólogo de la Universidad de Florida del Sur a The New York Times. 

En un estudio publicado en Scientific Reports, el doctor Carney y su equipo compararon la pluma con otros remanentes descubiertos recientemente en fósiles del ancestral animal, asegurando que el debate ya se resolvió: la pluma pertenece al archaeopteryx.

Si bien el debate había persistido por décadas, llegó a un punto especialmente álgido en 2019, cuando un grupo de investigadores publicó un paper en el que afirmaban que la pluma pertenecía a otra especie. 

Muchos científicos fueron críticos con dicha hipótesis, por lo que el doctor Carney y sus compañeros decidieron solucionar este desacuerdo estudiando la forma de la pluma en cuestión. Esperaban ver si coincidía con la anatomía de las plumas incrustadas en otros fósiles de archaeopteryx. 

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Reportaron que los especímenes, por ejemplo, tenían anchos, largos y curvaturas similares. Después de sobreponer el contorno de la pluma de 1861 encima de los fósiles de alas de archaeopteryx, el equipo descubrió que las plumas calzaban perfectamente. 

Además apuntaron que los especímenes provenían del mismo sitio de hallazgo de fósiles donde 4 archaeopteryx fueron desenterrados, en Solnhofen, Alemania. 

Usando un telescopio de electrones, el equipo también capturó imágenes de plumas con suficiente detalle como para revelar la presencia de miles de moléculas llamadas melanosomas – organelos responsables de la coloración de las plumas – que preservaron los pigmentos originales del espécimen. Estos pigmentos sugieren que la pluma era de un color negro mate.