Casco helmet, alternativa de ventilación mecánica no invasiva

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La oxigenación de alto flujo a través del casco helmet ha sido de gran ayuda para enfrentar el COVID-19 en la Posta Central: el recinto de salud cuenta con ocho ejemplares y cinco de ellos están siendo utilizados actualmente. Este dispositivo no necesita la intubación ni sedación del paciente, por lo que permite mayor movilidad y comodidad. Incluso la persona que está utilizándolo, pueden ponerse de pie y realizar tareas básicas de forma independiente.

El Helmet Based Ventilator, cubre la toda la cabeza del paciente y se sella alrededor del cuello. Funciona con presión positiva de alto flujo y proporciona un sistema presurizado de aire enriquecido con oxígeno, potenciando la respiración. Además, el casco permite administrar el oxígeno en concentraciones variables.

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Foto: Posta Central

Su uso ha permitido reducir entre un 30% y un 40% los pacientes que llegan a ventilación mecánica invasiva. El doctor Alejandro Santander, jefe de la Unidad de Paciente Crítico de la Posta Central, explicó: “Permite administrar oxígeno a pacientes en concentraciones variables –desde 21% hasta 100%-. Pero a diferencia de otros sistemas, como la naricera de alto flujo, nos permite administrar presión continua en la fase aspiratoria, de tal manera de garantizar la apertura de los alveolos en el nivel que nosotros requiramos, conforme a la necesidad del paciente”.

Pese a que este casco es utilizado hace muchos años para el tratamiento de cámaras hiperbáricas, ha sido modificado para su uso en pacientes de coronavirus. El doctor Sebastián Bravo, jefe de servicio de la Unidad de Pacientes Críticos adultos de la Red de Salud UC CHRISTUS, comenta para Futuro 360 que este modelo, es una variante más para la terapia con oxígeno de alto flujo y es una buena alternativa para aquellas personas que no sufren de claustrofobia.

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Además, asegura que el dispositivo “permite ahorrar camas de intensivo y de alguna forma no sobrecargar al sistema”. Añade que, si bien es un insumo caro, ya que aproximadamente cuesta cerca de un millón de pesos, esto es relativo debido a que “una cama de UCI sale aproximadamente un millón y medio de pesos”, esto sin agregar insumos ni atención médica.

Bravo advierte que igualmente la utilización de cualquier tipo de oxigenación asistida, “requiere vigilancia, los pacientes para estar con ventilación invasiva, para estar con estos dispositivos tienen que estar vigilados”. Esto es muy relevante ya que, en su desplazamiento, puede perderse el sello del artefacto.