Incendio en el Amazonas amenaza la vida de miles de animales - (02:35)
¿Has escuchado hablar del caimán que realizó el viejo truco de aspirar helio para hablar más agudo? Stephen Reber y sus colegas realizaron el experimento para tratar de entender cómo estos enormes reptiles se comunican.
La seria pieza investigativa (con algunos aspectos cómicos) acaba de ganar el Premio Ig Nobel. 10 de estos galardones fueron entregados por la revista de humor científico Annals of Improbable Research.
Los Igs anuales son una parodia de los Premios Nobel reales. Los otros ganadores de 2020 incluyeron a un equipo de investigadores que inventó un método para identificar a narcisistas a través de sus cejas; y otro que quiso averiguar qué ocurría cuando los gusanos eran expuestos a vibraciones de altas frecuencias.
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Todo este tipo de investigaciones suena tonto o loco, pero cuando indagas un poco más, puedes notar que las investigaciones consideradas por los Nobel Ig atienden problemas reales y son publicadas en revistas científicas revisadas por otros expertos.
El doctor Stephen Reber, responsable de la investigación, aseguró a la BBC que se sintió bastante feliz al recibir el Ig.
El estudio de su equipo trató de demostrar que los cocodrilos y otros reptiles podrían advertir del tamaño de su cuerpo a través de vocalizaciones, un comportamiento observado en mamíferos y aves.
“Las resonancias de tu tracto vocal suenan más bajas si eres más grande, ya que hay un espacio más grande en el que el aire puede vibrar. No sabíamos si los reptiles contaban con estas resonancias, por ejemplo las ranas y anfibios no lo hacen. Por lo que necesitábamos probar el concepto de que los cocodrilos pueden resonar”, explicó.
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Los científicos lograron comprobarlo poniendo un caimán en un tanque encerrado que podía ser llenado de forma alternada con aire normal o una mezcla de oxígeno con helio. Las vibraciones del tejido vocal no deberían cambiar, pero los animales deberían ser capaces de producir sonidos diferentes debido al gas a través del cual se propaga el sonido.
El análisis de la frecuencia del espectro confirmó que el tamaño del cuerpo de los caimanes se relaciona a las resonancias que producen.
Luego del experimento, Reber se transformó en una leyenda para los Ig Nobels, ya que este fue el segundo que recibió, el primero lo obtuvo en 2010 por un trabajo en donde hizo levitar a ranas.
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