Es uno de los pasatiempos más populares entre los jóvenes. Pero atención, porque podría transformarse en la causa potencial de la pérdida de audición, inducida por el alto ruido registrado en dichos eventos.
Tanto así, que según la estadística, más de mil millones de jóvenes corren el riesgo de sufrir pérdida auditiva debido a sonidos en extremo altos. Sin embargo, la situación sería evitable.
Aunque la relación entre exposición al ruido y la pérdida de audición es conocida, es posible que el daño a los oídos haya sido subestimado durante décadas. Esto ya que existen algunas lesiones auditivas que no pasan bajo el radar de la audiometría de tono puro; la prueba más común utilizada entre fonoaudiólogos. Una que consiste en medir la habilidad de detectar sonidos a volúmenes muy bajos en ambientes silenciosos.
En el Centro para la Audiología y la Sordera de Mánchester, Reino Unido, están tratando de entender de mejor forma los efectos que tiene la exposición al ruido sobre la audición. En particular, cuando nos concentramos en la capacidad auditiva de los músicos, quienes presentan riesgos más altos de daños permanentes por su constante exposición a ruidos altos.
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En un estudio reciente, los expertos ingleses realizaron pruebas sobre la salud auditiva de 123 jóvenes. Comenzando con las partes externas del oído y llegando hasta los nervios responsables de enviar señales al cerebro. La muestra incluyó a músicos y no músicos, de entre 18 y 27 años. Todos entregaron detalles sobre la cantidad de ruido que han experimentado durante su vida, detallando qué tan seguido van a pubs y conciertos o qué volumen utilizan en sus aparatos electrónicos.
Se han establecido diferentes límites de exposición al ruido, marcando un promedio de 85 decibeles. Los sonidos que se encuentran a estos niveles incluyen tráfico, el aire acondicionado, o una podadora. La seguridad del tiempo de exposición a ruidos muy fuertes se reduce a la mitad por cada 3 decibeles de aumento.
Para poner esto en perspectiva, la mayoría de los conciertos amplificados rondan los 100 decibeles; lo que significa que una persona no debería exponerse a dicha cantidad de ruido por más de 15 minutos en un periodo extendido de 8 horas, sin utilizar la protección para los oídos adecuada.
El estudio de la Universidad de Mánchester, demostró que todos los voluntarios mostraron niveles normales de audición, al ser puestos a prueba con la audiometría de tono puro. Pero aquellos con más altos niveles de exposición al ruido, presentaron funciones disminuidas de sus células capilares diminutas, ubicadas en el oído interno y esenciales para asegurar una audición integral.
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Los expertos también descubrieron que las personas expuestas a ruidos fuertes mostraron peores habilidades para conducir el sonido entre los nervios auditivos y el cerebro; lo que afecta negativamente a cómo el cerebro procesa los sonidos.
Un hallazgo sorprendente, es que no hubo diferencia entre la exposición que presentaron los músicos y no músicos. Esto se debe a que los participantes de ambos grupos participaban frecuentemente de exposiciones a ruidos recreacionales, como pubs y conciertos. Las actividades relacionadas al trabajo de los músicos, como ensayos o presentaciones, sólo contribuyeron una pequeña cantidad a la exposición frente al ruido.
Previniendo el daño
Aunque estas señales temprana de daño a la audición no parecieron afectar la habilidad de los participantes para escuchar, no significa que las alteraciones no sean un problema. Es probable que los efectos del ruido vayan empeorando con la edad, o se vayan acumulando gracias a una exposición continua. El daño se puede manifestar de diferentes formas, tales como Tinnitus (un molesto zumbido en los oídos que baja las capacidades auditivas de una persona).
Los participantes con altos niveles de exposición al ruido, reportaron experimentar Hyperacusis, una sensibilidad exagerada a los ruidos diarios; lo que también podría ser producto de daños a la audición.
Otra de las razones de las por qué los jóvenes disfrutan de ruidos fuertes, es porque los sonidos a un alto nivel vibran en el cuerpo. Esto activa los centros de placer del cerebro, siendo una de las principales razones de los pubs y conciertos para estar arraigados a las modas de todas las épocas.
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Sin embargo, estos daños se pueden prevenir. La mejor forma sería restringiendo o evitando situaciones ruidosas prolongadas. También puedes tratar de reducir la exposición a los sonidos fuertes tomando pequeños descansos, alejándote de la fuente de ruido o simplemente bajando el volumen.
De no ser posible, los expertos recomiendan usar tapones para oídos; especialmente aquellos diseñados para músicos, ya que se caracterizan por disminuir el daño provocado por el sonido sin acortar la calidad de la música, o las vibraciones que esta provoca.
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